viernes, 5 de julio de 2013

La Noche Que Lo Cambió Todo (parte 1)

-Eh tío ¡que le den!
La voz de Alberto se imponía por encima del bajo contundente de la radio del coche.
-¿Qué te pasa ahora con Marisa?- preguntó Claudio.
Marc guardó silencio unos instantes.
-La verdad es que Billy Corgan, cuando no se le va la pinza, hace unos temazos brutales- se limitó a comentar mientras movía la cabeza al ritmo de la música-. El otro día me la encontré en la cafetería y estuvimos hablando.
-¡Ostias! ¿Y qué te dijo?- preguntó Claudio.
-Pues al principio no quise hablar mucho con ella...- Marc sacó el móvil para consultar un sms que le había entrado- No quise hablar con ella y se dio cuenta. Me dijo que sentía mucho lo que había pasado en Tarancón, que había estado pensando en lo nuestro y que si quedábamos esta noche para la fiesta de El Paso.
-Tonight...tonight, tonight- tarareaba Alberto acompañando al tema de los Smashing.
-¿Esta noche?- se sorprendió Claudio- ¡Qué hija de puta! ¿Ahora se ha cansado del imbécil del pueblo y quiere volver?
Alberto paró el Seat Cordoba en el vado de casa de Marc.
-Esta noche quedamos- dijo Alberto- pero no vamos a ir a la fiesta, vamos a nuestra bola, nada de tías.



-Primero vamos a mi apartamento de Arenales y hacemos botellón- propuso Claudio- quedan botellas de la última vez, sólo hay que comprar hielo y Coca-cola.
-¡A pillarla por pillarla!- sonrió Marc.
-Y a las tías ¡Que les den!

***
-¡Lo cojo yo!- gritó Marc mientras salía corriendo de su habitación en dirección al salón.
Llegó a descolgar la consola del teléfono al cuarto timbrazo.
-¿Sí? ¿Diga?
-¿Marc?
-Sí, soy yo- no reconocía la voz femenina que escuchaba al otro lado del hilo telefónico.

-¡Hola! Soy Laura.
-¡Hola! ¿Qué tal estás?- Marc no tenía ni idea de quién era, no recordaba conocer a ninguna Laura. Hablaría un poco con esa chica a ver si caía en quién podía ser.
-Bien ¿Y tú?
-Pues mira, aquí acordándome de la madre de los mosquitos que me picaron anoche- dijo Marc. Escuchó la carcajada de Laura en el auricular y pensó que no era para tanto la coña.
-A mi no me pican. Bueno, sí que me pican, pero descubrí un incienso antimosquitos en una feria medieval y funciona muy bien.
-¿Y te lo pones en la habitación para dormir?- preguntó él.
-Lo pongo un rato antes y luego lo dejo toda la noche- explicó ella.
-Ya - Marc hizo una pausa- ¿Y la gente no te confunde con una monja?
Marc pudo escuchar el sonido eléctrico de la estática unos interminables segundos y de repente otra vez las carcajadas de ella.
-No huele a incienso de iglesia- dijo Laura condescendiente- huele a jazmín, además que luego el pelo no huele. ¿El martes me notaste un olor raro?

El martes...el martes... ¿Con quién había quedado el martes?
-No sé, tampoco te olisqueé. Creo - Marc estaba intrigado, no caía en quién era esa Laura. El martes había quedado con su amiga Loles para tomar café en Café París y, como siempre, habían saludado a mucha gente conocida de él y de ella. Pensó que sería alguna amiga de Loles y trató de recordar a quién le había presentado.
-¿Y dices que funciona el incienso ese?
-A mi sí.
-Pues ya me pasarás para probarlo un día que quedemos.
Marc juqueteaba con el cordón flexible del teléfono fijo, enrollándolo con el dedo índice y desenrollándolo.

-¿Esta noche vas a la fiesta de El Paso?- preguntó de carrerilla Laura.
¿Cómo sabía esa chica eso?
-Pues en principio sí que queríamos ir a Alicante. ¿Y tú?
-Yo voy a ir a la fiesta de Económicas, es en Nepal- explicó ella.
(Joder, Laura y estudia económicas ¿Quién cojones es?)
-¿Vas con alguien?- preguntó Marc.
-Sí, con una amiga de Elche- ella hizo una pausa- pero no es Loles, no la conoces, y allí hemos quedado con dos amigas más que comparten piso por la Plaza de Toros, dormimos en su casa.
(Entonces es una amiga de Loles)
-¿Y eso?
-Y eso ¿qué?- preguntó ella 
-Y eso que no va Loles.
-¿No te acuerdas lo que hablamos que le pasé la entrevista el viernes para el buffete de abogados?- dijo Laura.
-Es verdad - Marc sonrió para sí mismo. Ya sabía quién era Laura y se alegró de estar hablando con ella-. No es plan de presentarse a la entrevista para las prácticas después de una juerga, aunque yo soy muy de empalmar si hace falta- durante unos instantes, ninguno de los dos dijo nada.

-¿Tenéis coche para ir?- preguntó Marc- Si queréis venir con mis amigos, las dos cabéis. Pero antes de ir a Alicante tenemos pensado pasar por Arenales al apartamento de un amigo a hacer botellón.
-Gracias, vamos a ir en tren temprano y nos vamos las cuatro de cena.
-Como quieras.
-Pero gracias otra vez- Laura volvió a guardar silencio- ¿Os pasáis luego por Nepal y nos vemos?
Lo último que había dicho Laura, lo dijo tan rápido que Marc casi no lo entendió.
-¡Pues claro!- dijo él sonriendo- ¿A eso de las doce y media?
-¡Vale!- dijo Laura entre risas- Nos vemos luego.
La madre de Marc entró en el salón y le preguntó con la mirada que quién era.
-Bueno Laura, te tengo que dejar a ver si me pongo algo en los picotazos que parece que tenga pulgas- pudo escuchar otra vez la carcajada de ella en el auricular.
-Vale.
-Si te acuerdas, llévame un incienso de muestra.
-Vale, a ver si me entra en el bolso- dijo ella sonriendo.
-Venga ¡Hasta luego!- se despidió Marc.
-¡Un beso, guapo!

***
¿Un beso, guapo?
Laura se tapó la cara con la mano izquierda mientras colgaba el teléfono con la derecha.
-¿Le has dicho un beso, guapo?- preguntó Loles con una gran sonrisa en la cara.
¿Un beso, guapo? La cara de Laura se tornó color magenta.
-¿He dicho un beso, guapo?- preguntó Laura con los ojos cerrados.
Las dos comenzaron a reir a carcajadas.
-Seré pava.
-No te preocupes nena, seguro que no se ha dado ni cuenta- trató de tranquilizarla Loles.
-¡Madre mía! Me muero de vergüenza cuando le vea esta noche.

-¡Que va nena! Que es buen tío, de él lo que no vayas a esperar es que te haga la pelota ni se ponga en plan pasteleo- Loles sacó un paquete de Fortuna del bolso, cogió un cigarrillo y lo encendió
-Nos sentábamos juntos en COU, lo conozco de eso- dio una calada profunda al pitillo-. Bueno, de eso y de que nos hicimos muy buenos amigos. En ningún momento intentó tontear conmigo y eso hace que te sientas cómoda con él. Es más bien directo.

Laura la miró unos instantes digiriendo esa información.
-Tú tranquila que esta noche cuando le veas, verás que es muy majo y no se va a poner tonto.
-¿Y qué me pongo?- preguntó Laura para sí misma.
-Ponte la blusa negra de lunares de Mango que te compraste el otro día, te queda muy bien. De todas formas, tampoco se fija mucho en eso.

***
Marc entró de nuevo en su habitación y se quitó la camiseta Zero de Smashing Pumpkins que había decidido ponerse para salir esa noche.
Abrió el armario y sacó una camisa roja de Pull&Bear, se la puso y se miró en el espejo. Pensó que quedaba demasiado agresivo y chillón. Quería gustarle a Laura, pero no quería que se notase demasiado con una camisa de noche cantosa.
Buscó de nuevo en el perchero y sacó la camisa en la que estaba pensando, una camisa de cuadros azules y blancos de Massimo Dutti. Se remangó a medio antebrazo, faldones por fuera. Quedaba bien con los Levi's 501 azul oscuro y los Camper negros. Vestido así, parecía que pudiese ir vestido de día o de noche.
Cogió la cartera y miró en uno de los bolsillos interiores. Abrió el segundo cajón del escritorio, encontró una caja azul marino y metió el contenido en la cartera.
Se miró por última vez en el espejo y se dirigió a la cocina.
-Me voy, esta noche llegaré tarde.
-Tened cuidado y no bebas mucho- dijo su madre- ¿Con quién has quedado?
-Con Alberto y Claudio, nos vamos a la fiesta de La Facultad a Alicante.
-Que Alberto no beba mucho que luego tiene que coger el coche- dijo su madre.
-No pasa nada, luego conduce el que mejor vaya de los tres.

***
El apartamento de los padres de Claudio estaba en Arenales del Sol. 
Era la típica mini ciudad con urbanizaciones de veraneo de edificios altos con piscina que podías encontrar en muchas playas del Mediterráneo español.
Para entrar al apartamento era una aventura. Llegabas al parking de superficie con techados, entrabas por una primera puerta que daba acceso al ascensor. Una vez llegabas a la planta elegida, se abrían dos corredores exteriores, uno a derecha y otro a izquierda que hacían de pasillo de acceso a las puertas de las viviendas.
Claudio vivía en el bloque uno, planta cuarta puerta dos.
Abrieron los ventanales del mirador que estaba integrado en el living. Hacía calor.
Volcaron la mitad de la bolsa de hielos en una ensaladera y prepararon la primera ronda de Varadero con Cola.

-¿Dónde vas con el delantal de tu madre?- preguntó Claudio.
-No, el de mi madre es de franjas verdes- dijo Marc guiñándole el ojo- la camisa te suena porque me la regaló tu madre la otra noche después de comérmela.
Alberto soltó una carcajada y le dio una palmada en la espalda a Claudio.
-Esta noche hemos quedado con cuatro tías- dijo Marc sonriendo.
-¿Con quién?- preguntó Alberto.
-¡Joder! ¿No habíamos dicho que nada de tías hoy?- preguntó Claudio.
-Es una que conocí el martes, una amiga de Loles.
-¿La rubia que vive al lado de mi casa?- preguntó Alberto.
-Esa es Loles. Una amiga suya- contestó Marc.
-¿Pero quién es esa?- preguntó Claudio.
-Me ha llamado antes de salir y me ha dicho que iba a estar en Nepal- dijo Marc.
-Habíamos dicho de ir a nuestra bola hoy- dijo Claudio.
-No es obligatorio ir- se defendió Marc-. No la conozco casi nada. Si no nos apetece ir luego, vamos a la nuestra.

Seis latas de Cola vacías, tres dedos de agua helada en la ensaladera y la botella de Varadero vacía eran testigo de la historia que estaba relatando Claudio.
-Me la traje aquí por mi cumpleaños y le hice la cena.
-¿Qué hiciste?- preguntó Marc.
-Me la traje aquí- dijo Claudio.
-No, gilipollas, que qué hiciste de cenar- dijo Marc.
-¿Yo que ostias sé?- dijo Claudio. Dio un trago a su vaso de tubo- Después del postre me dio su regalo.
Alberto sonreía distraído, él ya se sabía la historia.

-Me regaló unos calzoncillos y me dijo que me los probase- Claudio dio otro trago al cubata-. Me los puse y empezamos a enrollarnos ahí donde estás tú sentado, mendrugo.
Marc rio para dentro y dio un trago largo a su copa.
-Después se levantó y me dijo que tenía otro regalo para mí- Claudio apuró el Varadero-. Se quitó la ropa y nos fuimos a mi habitación.
-¡Ese!- Marc le sonrió.
-Lo hicimos y se quedó a dormir aquí. Al día siguiente la llevé a su casa- Claudio eructó-. Y ahora voy a mear, mariconas.

Alberto apuró su copa y cogió un hielo medio derretido de la ensaladera.
-Lo que no sé es qué hace Diana con un tío como Claudio- dijo como pensando en voz alta Marc.
-Claudio es un imbécil con las tías- dijo Alberto mirando por el ventanal- se aprovecha de que es rubio con ojos azules.
Marc callaba prestando atención.
-Esa fue la última vez que quedó con Diana- dijo Alberto que seguía distraído el despegue de un avión. Volvió la mirada hacia Marc-. Dice que cuando se la estaba tirando, que la notó fofa y que dejó de gustarle.
-Pero si Diana está delgada- dijo Marc.
-He dicho fofa, no gorda- dijo Alberto mientras negaba con la cabeza-. Que dice que estaba blanda, que tenía las tetas blandas, que terminó el polvo porque cuando empiezas uno lo tienes que terminar, y que no volvió a llamarla por eso.
-¡Qué hijo de puta!- exclamó Marc.
-No es mal amigo, pero sólo quiere a las tías para lo que las quiere.

-Qué pasa putitas ¿Estabais tocándoos pensando en mi ausencia?- dijo Claudio que entraba en ese momento en el living.
-¡Ya ves!- dijo Marc- Estábamos hablando de si tardabas tanto sería porque estabas intentando cascártela y no se te levantaba.

***
-¡Eh comebolas!- gritó Claudio desde el asiento de atrás del coche- Yo paso de ir con la tipa esa que has quedado.
-Dulce y tierna niña, ¿qué puedes hacer por mi?- Marc tarareaba acompañando la voz de Jota- Ya te he dicho que si no queremos ir, no pasa nada- Marc movía los brazos simulando el sólo de guitarra del tema de Los Planetas que tronaba por los altavoces- ¿Hasta dónde llegarías para hacerme feliz?
Alberto enfiló el coche por la avenida de entrada de Elche a Alicante. El mar y la vía del tren quedaban a su derecha. La carretera de cuatro carriles estaba bien iluminada dibujando un paisaje deprimente de grafitis y chaperos, travestis y las prostitutas más acabadas de la provincia.
-Mira ¡Tu madre!- dijo Alberto señalando a un travestido pelirrojo con los pechos operados.
Los tres estallaron en carcajadas.

-¡Para el coche!- gritó Claudio.
-¿Otra vez te estás meando Maripili?- dijo Marc.
-¡Para el coche!- volvió a decir Claudio
-¿Qué dices?- preguntó Alberto extrañado.
-Tú para. Al lado del travelo ese de blanco.
-Claudio, no jodas- dijo Marc.
Alberto deceleró y paró el coche. Un travesti de labios operados, de, por lo menos, cincuenta años a juzgar por el aspecto de su piel que llevaba un vestido blanco se acercó contoneándose al coche.
-Vamos, no me jodas- dijo Marc.
-Tú calla comebolas- dijo Claudio mientras bajaba la ventanilla de la puerta derecha trasera.

-Hola guapetones- la voz del travesti era ronca y profunda. Alargaba las eses recordando a un deje canario- ¿Estáis buscando marcha?
-¿Cuánto por una mamada?- le preguntó Claudio.
-Venga, esto es patético ¡joder!- dijo en voz baja Alberto.
-Qué poco cariñoso eres ojos azules- dijo el travesti. Durante unos segundos sólo se escuchaba el tema de Los Planetas que sonaba en el equipo del coche.
-Por ser tú tres euros- dijo el travesti.
-¿Tres euros?- gritó Claudio exclamando extrañado. El travesti respondió apresurado.
-Vale, dos euros cada uno, pero rapidito.

Claudio se quedó callado unos instantes mirando al vacío.
-Vámonos de aquí- susurró Claudio desde sus pensamientos.
Alberto puso en marcha el coche y se incorporó rápido a la carretera que un jueves  a esas horas no tenía tráfico.
Ninguno decía nada. Sólo se escuchaba un tema de Dover.
Al llegar a la altura del Panoramis, el semáforo se puso en rojo y Alberto detuvo el coche. El tema de Dover llegaba a su final y comenzaba uno de Los Fresones Rebeldes. Los tres seguían en silencio.

-Quita esta mariconada- dijo Claudio. Alberto pasó a la siguiente pista del CD.
-No ha tenido gracia- dijo Marc.
Alberto y Claudio seguían callados. Sólo se escuchaba un tema de Australian Blonde.
-¿Es que sólo tienes putas canciones de nenazas?- dijo Claudio.
Marc sacó el CD y metió uno de Placebo.
-Claudio, no me vuelvas a hacer esto- dijo Alberto- Nos has cortado el rollo.
-Dos euros- dijo Claudio como para sí mismo- Pobre desgraciado.
Los acordes de Pure Morning inundaban el coche.

Alberto enfiló por la calle San Fernando en dirección al Portal de Elche. Las calles de La Zona eran testigo de la noche alicantina. Grupos de chicos y chicas deambulaban de pub en pub tomando copas en la calle disfrutando de la buena temperatura.
Alberto dirigió el coche en dirección al Mercado y se encontró con unas obras que les impedían el paso.
-Joder como está esto- dijo Marc.
-Están haciendo el túnel del TRAM. Van a unir Alicante con Benidorm con una línea tipo Metro- dijo Claudio.
-Vaya un por culo de obras- dijo Marc. Alberto aparcó el coche en una bocacalle que daba a las obras. Los tres bajaron del coche.





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