viernes, 12 de julio de 2013

La Noche Que Lo Cambió Todo (parte 2). Invítame A Un Chupito.

*Viene de La Noche que lo Cambió Todo (parte 1)

Alberto enfiló por la calle San Fernando en dirección al Portal de Elche. Las calles de La Zona eran testigo de la noche alicantina. Grupos de chicos y chicas deambulaban de pub en pub tomando copas en la calle disfrutando de la buena temperatura.
Alberto dirigió el coche en dirección al Mercado y se encontró con unas obras que les impedían el paso.
-Joder como está esto- dijo Marc.
-Están haciendo el túnel del TRAM. Van a unir Alicante con Benidorm con una línea tipo Metro- dijo Claudio.
-Vaya un por culo de obras- dijo Marc. Alberto aparcó en una bocacalle que daba a las obras. Los tres bajaron del coche.

-Bueno Marc, ¿Dónde has quedado con tus amigas esas?- dijo Claudio.
-Tengo que mear- dijo Alberto. Se dirigió a un portal de un edificio antiguo de dos plantas, desabrochó los botones de la bragueta del pantalón y apuntó a una de las paredes. Mientras se la cogía, miró por encima del hombro a sus dos amigos que estaban esperando y empezó a convulsionar mientras reía con carcajadas sordas.
Marc miró a Alberto a ver qué le hacía tanta gracia. El orín de Alberto estaba escribiendo unas letras en la pared del portal, PUT había escrito por ahora.
Los tres comenzaron a soltar carcajadas. Se escuchó una persiana que subía.
-¡Nene! ¿Por qué no te vas a mear a tu casa?- dijo la cabeza de una señora que asomaba por una ventana.
-¡No tengo!- gritó Alberto- Vivo debajo de un puente- Marc y Claudio aplaudieron la chanza con carcajadas.
-¡Qué poca vergüenza! Tendría que limpiar tu madre mañana las cerdadas que nos dejáis todos los fines de semana en mi casa.
Marc y Claudio dejaron de reír. Alberto se la guardó y partieron apresuradamente en dirección Al Barrio.



-Oye comebolas, cómo se llaman las tías esas con las que has quedado- preguntó Claudio.
-Sólo conozco a una, se llama Laura- dijo Marc.
-¿Está buena?- preguntó Claudio.
-A ti te lo voy a decir…
-Entonces es que sí- dijo Claudio- ¿De qué conoces a la pava esa?
-No está buena, está bien y sólo la conozco de un rato- Marc metió una mano en el bolsillo del pantalón- me la presentaron el martes tomando café y me pareció simpática.
-Entonces es que es un cardo- dijo Claudio.
-Entonces es que tú eres un idiota- contestó Marc. Claudio se descojonó.
-Tú y tu rollo no me importa el aspecto físico, sólo lo de dentro- se mofó Claudio- pero nunca te he visto con un cayo.
-A lo mejor es porque las chicas que tienen algo dentro son atractivas porque la atracción mental es más fuerte que la física, de una mente no te liberas ni cerrando los ojos- dijo Marc.
-Lo que tú digas comebolas- se burló Claudio- Pero a una simpática no te acercas una noche de marcha.
-Eso es verdad- dijo Marc-. Será por eso que tú sólo terminas con el cacho de carne que te dura tres micropolvos y a mí las chicas me duran años.
-Iros a la mierda- cortó Alberto- ¿Vamos de marcha o a soltar frasecitas del Club de Los Poetas Muertos?- los tres rieron.
-Vamos a ver si alguna de las amigas de Marc está follable- dijo Claudio.


Bajaron por La Rambla hasta el callejón que se internaba a mano izquierda en la calle que subía hacia Confetti.
-Entramos un momento a Desafinado que quiero saludar a Andrés- dijo Alberto.
Andrés era un compañero de carrera que trabajaba en la barra del pub. Lo de ir a la carrera era una forma de hablar. Andrés era guitarra de un grupo grunge y llevaba diez años matriculado en la facultad. Como no iba nunca a clase, se pasaba la vida pidiendo apuntes a cambio de cubatas gratis que escamoteaba en Desafinado.

Una copa más tarde, y cuatro en el total de lo que llevaban de noche, subieron los últimos pasos que llevaban a Nepal.
Un olor característico a ozono y tabaco, y REM les recibió al traspasar la puerta del pub.
No hizo falta buscar mucho para encontrar a la amiga de Marc, unos treinta parroquianos ocupaban un tercio del aforo del local.
Marc se acercó a Laura, que prestaba atención a la conversación que mantenían dos chicas. La cogío por un codo y le llamó por su nombre.
Ella se giró hacia él un poco sorprendida, abrió mucho los ojos, le sonrió y Marc pudo leer en sus labios un Hola. Dos besos compusieron el saludo.

-¡Hola!- alzó la voz para ser escuchado por encima de la música-¿Dónde habéis ido a cenar?
-A una pizzería- contestó ella.
-¿Y es recomendable?
-Pues sí, pero como no sé dónde está, me tocaría preguntar para volver otro día.
Marc sonrió. Laura miró por encima del hombro de Marc, Alberto y Claudio estaban un par de pasos detrás mirando al resto de la gente del local sin prestar atención, aparentemente, a la conversación.
-¿Y vosotros que tal?- preguntó Laura.
-Mira, te presento a mis amigos- dijo Marc. Intercambio de nombres y de los besos de rigor.
-Nos ha costado un poco aparcar porque está todo de obras- dijo Marc.
Una amiga de Laura se acercó y se la llevó a un aparte a comentarle algo. Ella se giró y no le prestó atención a Marc.

-Oye, pues tu amiga está buena- dijo Claudio.
Marc no contestó. Esperó a que Laura terminase de hablar con su amiga. La conversación llegó a su final y siguió en su grupo de amigas.
-¿Estás seguro que te había dicho de quedar aquí con ella?- preguntó Alberto.
Marc no contestó. No entendía muy bien lo que estaba pasando. Miró unos segundos a Laura que le miró un instante de reojo y que volvió a ignorarle. Marc decidió acercarse los pocos pasos que les separaban.

-Vamos a pedir- le dijo Marc a Laura señalando a sus amigos-¿Os apetece algo?
-No- contestó ella y volvió la atención a una de sus amigas. Marc aguantó un momento antes de volver con sus amigos. 

Claudio y Alberto estaban comentando algo de un concierto al que iban a ir el domingo y al que Marc no podía ir porque trabajaba. No prestó mucha atención a la conversación que mantenían. En la pared del local había un reloj Cerveza Carlssberg cuyas agujas giraban en sentido antihorario " el tiempo que pasa no volverá" pudo leer en un eslogan de la marca.
Marc decidió acercarse una vez más a Laura.
-Aquí suele venir más gente normalmente, sobretodo Erasmus- dijo él.
-Nunca había venido ¿Vienes mucho?- preguntó ella.
-Sólo los jueves a las fiestas universitarias.
-Un momento- Laura volvió a acercarse a su grupo de amigas y prestó atención a lo que estaban hablando dos de las chicas. Ella no decía nada.
Marc la observó unos instantes, volvió a mirar el reloj Carlssberg y miró el aspecto desangelado del pub.

-Al final tienes razón- interrumpió Marc la conversación de Claudio- esta noche tocaba sin tías. Vamonos.
Marc se acercó a Laura.
-Vamos a ir a El Paso que Alberto ha quedado allí con unas amigas- mintió Marc. Laura asintió con la cabeza.
-¿Vas a ir luego a Pachá?- preguntó ella. Marc se encogió de hombros indicando que no entendía.
-Los de las Comisiones de fiesta venden entradas de Pachá para pagarse el viaje Fin de Carrera, supongo que los de la tuya también venderán de allí- explicó ella.
-Pues no lo habíamos pensado- dijo Marc.
-Nosotras sí que vamos- contestó ella. Marc asintió con la cabeza y le sonrió.
-Venga. ¡Hasta otra!- se despidió Marc.

Los tres salieron de Nepal, bajaron la calle en dirección hacia la Rambla y torcieron a mano derecha.
Alberto y Claudio seguían hablando del concierto del domingo. Marc caminaba guardando silencio. Una chica abrió la puerta de Cienfuegos y el Hey Boy Hey Girl interrumpió los pensamientos de Marc.
-Otra vez van a Benicassim- dijo Marc.
-¿Quién?- dijo Alberto.
-Los Chemical Brothers.
-Yo creo que estos ya van gratis- dijo Alberto- el año pasado me los encontraba por todos lados mamaos perdidos.
-A ver si este año puedo ir- pensó en voz alta Marc.
-Cómo ha pasado esta tía de nosotros- dijo Alberto.
-Como de comer mierda, comebolas- dijo Claudio.

Unos metros más adelante, vieron una aglomeración de gente en la puerta de El Paso. Allí estaba media facultad. Llegaron y comenzaron a saludar a unos y otros.
-Lo que me mola de vuestra carrera, es que es una carrera de tías- dijo Claudio.
Los tres se unieron al pelotón de gente e intercambiaron saludos con los conocidos.

Marc estaba hablando con unas compañeras de Novelda con las que siempre iba a la Biblioteca a estudiar.
-¡Hola Marc!- una chica morena de piel clara y ojos azules pasó un brazo por su cintura abrazándole interrumpiendo la conversación- Me dijiste que no ibas a venir.
Marc la miró primero sorprendido y después muy serio.
-Te dije que no sabía si iba a venir- dijo él con la voz quebrada- pero he cambiado de opinión. Se me debe de haber pegado de tí- La chica soltó una risotada.
-No te sale bien el hacerte el duro. Tus ojos hablan mucho por ti- dijo ella. La chica lo mantenía abrazado por la cintura- Vamos a tomarnos algo que quiero hablar contigo- la chica soltó el abrazo y le cogió de una mano tirando de él. Marc permaneció inmóvil no dejándose llevar.

-¿Qué quieres hablar?- dijo él.
-Venga Marc- le sonrió ella- que tú eres más de garito y música de fondo.
-¿Desde cuando te importa a ti lo que yo prefiera?- dijo él. A ella le desapareció la sonrisa de la cara.
-Marc...
-Marisa ¿Qué esperas de mí?- ella le estudió unos instantes.
-Sólo te quiero hablar de mí. Quiero que me entiendas- ella seguía cogiéndo su mano- Siento mucho el daño que te he hecho, pero yo sólo quiero ser feliz. Necesito mi sitio en mi mundo y quiero que vuelvas a estar en él- Marc guardó silencio y esperó, ella no dijo más.
-Marisa, no creo que hoy...
-Sabes que es lo mismo que quieres tú, estar conmigo- interrumpió ella-. Yo era feliz contigo y lo único que te pido es que sigamos donde estaba tan bien- Marc la evaluó unos instantes.
-Muchos Yos y muchos Mis- dijo él- esa es la diferencia entre tú y yo. Yo siempre pensé en un nosotros.

-Tú eres de hacer cosas por los demás, así te encuentras bien- dijo ella- si estàs conmigo sabes que serás feliz- Marc miró a lo lejos. Alberto estaba hablando con unas compañeras de Murcia y de vez en cuando le dedicaba alguna mirada. Marc volvió su atención a los ojos de Marisa.
-Marisa, no puedo entender cómo me hiciste lo que me hiciste este verano, después de lo que teníamos y ahora vengas a decirme que volvamos y que te haga feliz.
-Marc...
-¿Sabes qué? Sí que voy a tomarme algo , pero no para olvidarme de ti ni de lo que me acabas de decir- Marc soltó la mano que les unía desde el principio de la conversación- sino porque hoy voy a pasármelo de puta madre y va a ser sin ti, egoista de mierda.

Marc avanzó rápido en dirección a la puerta del local sorteando a la gente que se interponía en su camino. Sólo quería que se apartasen, que desapareciesen, que no relentizasen su huída de esa situación, que no rompiesen la escasa convicción con la que había dicho aquello, que no le permitiesen dudar y sus pasos le llevasen de vuelta a ella, a aquella felicidad prometida.

Al abrir la puerta del local, sonaba una canción de Maná, el DJ bajó el volumen de la música y decenas de voces corearon el estribillo de la canción "labios compartidos, labios divididos"
-Puta mierda de música- dijo para sí mismo. Vio a unas compañeras de Elche que estaban hablando con Claudio y se acercó a ellas.
-¡Hola Marc!- dijo Manoli acompañando a los besos de rigor- Este dice que es amigo tuyo-Marc sonrió.
-Sí, hemos venido los tres, Alberto está fuera- dijo Marc.
-Los de la Comisión invitan a chupitos- dijo ella riendo. Marc pensó que Manoli debía haber tomado ya unos cuantos de esos chupitos.
Claudio hablaba con la otra chica y Marc empezó a bailar haciendo el payaso con Manoli. Otra chica se les acercó y Manoli comenzó a hablar con ella.

Marc miró al gentío de dentro del local buscando alguna cara conocida.
Al lado de la barra había dos chicas que estaban hablando. A Marc le sonó la cara de una de ellas, una morenita de piel bronceada y ojos negros que alguna vez le había dejado unos apuntes de una clase a la que él había llegado tarde.
Al principio de esa semana le había intentado vender una camiseta para sacarse dinero para el viaje Fin de Carrera, pero él le había dicho que no tenía dinero en ese momento. Marc se acercó a ellas.

-¡Hola!- dijo él saludando a la chica.
-¡Hola!- dijo ella sonriendo.
-¡Invítame a un chupito!- dijo Marc.
-¿Qué?- dijo ella extrañada.
-¿No eres de la Comisión?- dijo él. Ella asintió con la cabeza sonriendo.
-Pues que si me invitas a un chupito- explicó él. Ella rio.
-Pero me tienes que comprar la entrada para Pachá antes- dijo ella- invitamos a chupitos a quienes compran la entrada para pagarnos el viaje.
-Bueno, tú invítame al chupito y luego te compro la entrada- dijo él sonriendo.

Ella le miró condescendiente y sonrió.
-¡Qué morro tienes! Anda vamos- los dos se dirigieron a la barra y ella pidió dos chupitos. Brindaron y los bebieron de golpe. 
-Recuerdo que me dijiste que eres de Alcoi- dijo Marc. Ella asintió- ¿Y vienes todos los días?
-No, entre semana estoy en Alicante- respondió ella. El asentía prestando atención.
-Lo que no recuerdo es cómo me dijiste que te llamabas. Yo soy Marc.

-Me llamo Raquel.

*Continúa en La Noche Que Lo Cambió Todo (parte 3) Canal 9



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