sábado, 30 de marzo de 2013

Monas y Fogassetas

Esta es la receta clásica y artesanal de la Mona de Pascua de la casa de mi abuela, mi madrina y mi Tata Paqui.
Tradicionalmente, nos reunimos en familia para hacer monas el Viernes Santo por la tarde noche.
Empezamos a las ocho de la tarde y acabamos a las cuatro de la madrugada. Hacemos dos hornadas porque la masa es muy delicada y para tener una segunda oportunidad por si la primera sale mal.


Ingredientes:

-3 Kg de Harina normal.
-850 gr de azúcar.
-500 ml de leche entera.
-500 ml de zumo de naranja exprimido a mano. No debe de ser exprimido a máquina o licuado.
-500 ml de aceite de oliva.
-11 huevos talla L batidos.
-180 gr de Levadura fresca.
-Ralladura de piel de dos naranjas y dos limones. Sin llegar a la parte blanca o amargará.
-2 huevos talla L batidos para adornar.
-200 gr azúcar para adornar.

-Queso, ensaladilla, agrios, coca rellena, habas, vino, cerveza, agua y entrantes varios.

Masa Creciente.
-Se disuelven los 180 gr de levadura en el medio litro de leche tibia ( a menos de 40 grados o matas la levadura).

-Se añaden 6 cucharadas de harina y se mezcla con las manos de forma que no queden grumos. Obtenemos una gacha ligera.

-Se tapa con un film transparente y la dejamos reposar unos 20 o 30 minutos, hasta que la masa dobla su volumen.

Masa principal.
-Se tamiza la harina y se reservan unos 50 gr.
-En un lebrillo brillante grande o un barreño grande ( nuevo y lavado por favor, no seáis cerdos) se echan los 2900 gr de harina y con las manos hacemos un hueco en el centro formando un volcán.
-Se añade el azúcar y las ralladuras y se mezclan un poco en el fondo del volcán.


-Se añade el aceite y lo mezclamos evitando que se formen grumos, respetando las paredes del volcán.


-Se añade el zumo y lo mezclamos evitando que se formen grumos, respetando las paredes del volcán.




-Se añaden los huevos y lo mezclamos evitando que se formen grumos, respetando las paredes del volcán.



-Se añade la Creciente y con un movimiento circular y envolvente, se añade poco a poco la harina de las paredes del volcán, amasando con los dedos evitando que se formen grumos.



-Cuando hemos conseguido una masa homogénea, se vierte en el mármol de la cocina ( limpio por favor) enharinado.
-Se añade harina muy poco a poco ( otra persona debe ir añadiendo harina muy poco a poco al mármol y el que amasa debe ir " buscando" con la masa la harina) y se hacen movimientos envolventes suaves como si se lavase una prenda delicada a mano en una pila.


No se debe tocar en exceso la masa o se sobará y estará muy densa la mona final, como una coca boba, que es lo que obtienes al hacer la mona en la Termomix ( esto va por alguien cuyo nombre empieza por S y acaba por usana).
-Se amasa sin apretar, no estamos haciendo pan. Se debe presionar muy suavemente, como si tocásemos un pecho.



Primera Subida.
-Cuando la masa prácticamente no se pega al mármol ( no hay que pasarse echando harina) se pasa la masa al barreño grande limpio y seco. El barreño debe de ser tan grande teniendo en cuenta que la masa, al subir, doblará su volumen.

-Se tapa el barreño con una sábana limpia que no toque la masa y se envuelve con una manta.

-Lo dejamos reposar en una habitación templada a unos 22 o 24 grados. Tarda en subir unas tres horas.
No hay que estar destapando la masa todo el rato para mirar, hasta las tres horas mínimo no va a subir.

-Te vas a la mesa y te tomas la picaeta. Tienes tres horas para cenar y disfrutar como desees.


-Sabemos que la masa ha subido, cuando ha doblado su volumen y cuando al presionar suavemente con un dedo la masa, desaparece la huella que hemos dejado, en unos cuatro o cinco segundos.


Segunda Masa.
-Una vez ha subido la masa, mojamos las manos en aceite de oliva( para que no se nos pegue la masa en los dedos) y cogemos porciones con las manos.


-Hacemos formas de "cabezas de setas" con las manos.
No se debe apretar la masa, ni hacer bolas, ni tocarla mucho.
Se trabaja muy suavemente, procurando que la parte que luego se verá dorada de la masa, sea uniforme, sin picos ni grietas.
Calculamos el tamaño de cada porción teniendo en cuenta que la masa después volverá a doblar su volumen.


Segunda Subida.
-Se introducen las monas en una habitación a unos 20-22 grados, sin corrientes de aire y no se tapan.
-Tardará en subir una media hora o cuarenta y cinco minutos.


-Sabemos que la masa ha subido, cuando ha doblado su volumen y cuando al presionar suavemente con un dedo la masa, desaparece la huella que hemos dejado, en unos cuatro o cinco segundos.


-Si queremos adornar la mona con un huevo cocido, se debe de poner antes de que suba la masa, presionando muy suavemente en el centro y lo cubrimos con dos tiritas de masa, para que la masa al subir, no lo haga más de un lado que del otro.


-Tenemos listo el horno eléctrico a 180 grados, placa arriba y abajo (no grill) y la bandeja en la segunda altura.
-Si es horno de leña, se introduce un folio en el horno un minuto. Si sale marrón suave es horno flojo. Si sale marrón canela es horno medio-fuerte. Si sale marrón oscuro es horno fuerte.
Nos interesa un marrón canela.


-Introducimos la mona y tardará en dorarse unos 20 o 25 minutos en función del tamaño de la masa.



-La masa está cocida cuando se dore. Esta receta es artesanal y no debes dejarla marrón tostado, porque amarga, esto no es una mona de Mercadona.
-Cuando esté dorada y aún caliente, se pinta la superficie con huevo batido y se adorna con el azúcar.



-Se introduce otra vez en el horno 30 segundos.


Degustación.
-Se deja enfriar bien antes de comer.
-Lo tradicional es disfrutarla para desayunar o merendar o sola o acompañada de chocolate a la taza o en onza ( no la toméis con salchicha de pascua ni con sobrasada, no quiero mirar a nadie alcoyanos, por favor).

-Con esta receta, la mona aguanta perfecta hasta cuatro o cinco días. No se debe guardar en un cartón, ni en un plástico.
Se deben guardar en un armario de la cocina tapadas con una servilleta de tela.

 

Bon Profit!

viernes, 29 de marzo de 2013

Segundo Premio

*Relacionado con La Mesa (Segunda Oportunidad), La Cama

Inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira,inspira, expira, inspira, expira.
El aire frío de la noche te taladra los pulmones.
Inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira,inspira, expira, inspira, expira.
Sientes la corriente helada que te seca el sudor de la frente.
Inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira,inspira, expira, inspira, expira.

“Cuando no te puedas mantener en pie,
y ya no te quede nada por beber.
Y tengas que volver,
y tengas que volver.
Y tienes tanto que explicar 
que no te pienso escuchar.
Y no sepas que hacer…”



-¡Vaya hijo de puta!
Inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira,inspira, expira, inspira, expira.
-No creo que lo haga porque sea mala persona.
-Perdona, es ¿la tercera que te hace?
Inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira,inspira, expira, inspira, expira.
-No llevo la cuenta ¿Para qué?
Inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira, inspira,expira, inspira, expira.
-En realidad la culpa es mía por...- inspira,Inspira, expira, inspira, expira, inspira, inspira, expira, inspira, expira- porconfiar en él.
-¡Mándalo a tomar por culo!
-No creo que supiese ni porqué se lo dijese- inspira,inspira, expira, inspira, expira, inspira, inspira, expira, inspira, expira-. Creo que sólo es que está pagado de sí mismo y no ve dos palmos  más allá de su iPad- inspira, inspira, expira, inspira, expira, inspira, inspira, expira,inspira, expira-. Nunca he tenido que ir chupando el culo de nadie por una amistadInspira, Inspira, expira,inspira, expira, inspira, inspira, expira, inspira, expiraen fin, de lo que siembre que recojaLa otra tarde, si no es porque, encima soy tan imbécil que me cae bien, me hubiese caído como una patada en los huevos.

“y no sepas que hacer.
Y lo que tienes que decir
es algo que no quiero oír.
Esta vez nadie te va a preguntar…”


Inspira, Inspira, expira, inspira, expira, inspira,inspira, expira, inspira, expira.
-Yo me tengo que ir ya. He quedado.
Se chocaron las manos.
-Vale tío. Voy a dar una vuelta más.
Subió el sonido del iPod.

“Y si piensas volver
Y si piensas volver
Si lo has pensado alguna vez
puede que entonces yo no esté
Y ¿qué vas a ofrecer?,
y ¿qué vas a ofrecer?
Si lo que antes te sirvió
no tiene ya ningún valor.
Si te esfuerzas puedes desaparecer,
Y si vas a volver…”



“Time forty minutes- Distance eight point one kilometers- Pace four minutes thirty-seven minutes per kilometer- Current Pace four minutes twenty seconds per kilometer.”



La voz en off del programa de monitorización de entrenamiento, le avisó de que había llegado al final de la sesión de hoy.
Bajó el ritmo de carrera para recuperar pulsaciones, apagó la app, insertó el comentario para compartir en las redes sociales y salió del parque. Sólo escuchaba el latido de su corazón y la música del iPod.

Siguió corriendo a un ritmo menor para no enfriarse en el camino a casa. Al pasar por la plaza del Ayuntamiento, de reojo, vio una melena conocida, volvió a mirar para asegurarse de que era ella.
Estaba con otra chica y llevaba una bolsa de deporte  Nike en la mano. Ella le miró y le saludó. Pareció dudar un momento y se decidió.
-¡Marc espera!

Marc paró de correr y se mantuvo a unos diez pasos de ella. Apagó el iPod. Ella se despidió rápido de su amiga y se acercó a donde esperaba él.
-Hola atleta- dijo regalándole una mirada cariñosa.
-Hola Sofía.
Sofía se acercó otro paso más para darle dos besos. Marc dio un paso atrás. Ella se dio cuenta.
-¿Cómo estás?
-Voy tirando.
-¿Sigues corriendo?
-Nunca he dejado de correr.
Un frío silencio les separaba.
Ella se percató de que él estaba incómodo y se le borró la sonrisa de la cara. Marc respiró hondo.
-He quedado para correr con James. Ya voy de vuelta a casa.
No pasaba mucha gente por las calles a esa hora. Un nuevo silencio se apoderó de la conversación.
-Yo vengo de inglés- Sofía le miró de arriba abajo, Marc se percató de ello- ¿Qué tal el trabajo?
-Muy bien, he renovado.
-Sí, ya lo vi- sonrió ella- ¿Qué tal los…-Marc le interrumpió.
-Sofía, ¿De qué vas?

A ella se le borró otra vez la sonrisa de la cara.
-Marc...
-¿De qué hostias vas?-  Marc hablaba muy tranquilo- ¿De amigacha porculera? ¿De “aquí no ha pasado nada” y ahora aparezco y tenemos que ser amigos?Sofía le devolvió una mirada entristecida- A ver si te crees que no sé que sabías lo de mi padre y ni un puto mensaje.
-Marc ¿Qué querías que hiciese? Todo estaba muy reciente. Para mí todo esto no ha sido fácil ¿Sabes?
-No cuesta tanto comportarse como una persona normal. Fuiste la única que no dio señales de vida- Marc hablaba en un tono extrañamente tranquilo-. Que lo nuestro no fue a ningún sitio, de acuerdo, pero después de tanto tiempo...
-Marc, que lo nuestro no haya funcionado,no significa que no te aprecie y que quiera que seamos amigos.
Marc miró al suelo y negó con la cabeza.

-Tío, nos conocemos hace mucho y sé que tú también me aprecias.
Marc se quitó el puf de la cabeza y se lo puso en el cuello para no enfriarse. La miraba impasible.
-¿Te apetece que quedemos un día? En plan amigo, sin presión, hablamos de nosotros, nos aclaramos y quedamos en paz.
-Ahora estamos hablando- dijo él. Sofía le dedicó una sonrisa irónica.
-¡Venga va!- dijo ella-  no seas crío. ¿Qué quieres que te diga?
Marc se restregó la cara con una mano como si la conversación le estuviese dando dolor de cabeza. Dio unos golpecitos al suelo con la punta del deportivo y la miró.

-Tengo que reconocer que encima soy gilipollas y soy incapaz de odiarte- dijo detrás de una sonrisa resignada.
Sofía se acercó para darle un abrazo. Él volvió a echarse hacia atrás.
-No me toques mujer, que voy todo sudado y hecho un cerdo.
Los dos sonrieron. Guardaron un corto silencio.
-El viernes he quedado con Joan y Loe para ir a una “cena maridaje” en Casa Mama Lola. La bodega Torres trae un sommelier y presentan sus vinos. Son treinta euros. ¿Quieres venir?

***
Marc había recogido a Sofía con el coche y habían llegado al restaurante antes que Joan y Loe.
Bodegas Torres había preparado una  recepción en la puerta del restaurante. Un par de camareros se paseaba entre los ochenta invitados que completaban el aforo máximo del local.
La copa de bienvenida consistía en champagne. No dieron ningún aperitivo de entrante para acompañar.
Mientras esperaban a sus amigos, tomaron un par de copas.
-¡Hola!- Joan y Loe aparecieron un cuarto de hora tarde.
Intercambiaron los besos de rigor.
-Tardones- sonrió Marc- venga que os quedáis sin champagne. Aunque la verdad es que no está muy allá.

A las nueve y media, el personal del restaurante les comunicó que podían ir pasando.
Les habían asignado en una mesa para cuatro.

-Buenas noches- el murmullo de la gente  no permitía escuchar muy bien al orador- Buenas noches- poco a poco las voces se fueron acallando.
-Es un placer para mí daros una noche más la bienvenida a nuestra Casa.
Veo muchas caras amigas, así que ya conocéis las cenas maridaje de nuestro mesón. En nuestra pasión por el mundo del vino, hace tiempo que organizamos una vez al mes este tipo de eventos.
Hoy nos visita Bodegas Torres. Para ayudarnos a sacar el máximo partido al maridaje de hoy, tenemos el placer de contar con Xavi Folls, sommelier de la bodega, que nos guiará en la experiencia.
Torres nos presentará hoy cinco vinos. En la recepción habéis podido probar Piper-Heidsiek, es un champagne elaborado con chardonay y pinot meunier que pertenece al grupo Torres. Pero creo que es mejor que Xavi sea quien os de los detalles técnicos de los vinos de hoy.

-Hola buenas noches. Como ha introducido Daniel, hoy presentaremos cinco vinos que maridarán con los platos que hemos convenido con su jefe de cocina. 
Para quien no lo sepa, lo de maridar es que el vino, por su sabor y características, “casa”,es marido y mujer, con el plato que va a ser consumido.
Después iré presentando cada vino y sus características antes de la consumición de cada plato, pero les adelanto que de primero serviremos un vino blanco Milmanda, seguiremos con Santa Digna un rosado de nuestra bodega de Chile , de nuestra gama de tintos, hemos elegido Mas Borràs y para el postre, un vino dulce, Vendimia Tardía.

Pasaron a tomar el primer plato.
Una vez les fueron servidas las copas con el vino blanco, Xavi Folls, hizo la descripción del vino y la nota de cata y explicó porqué maridaba con el pescado servido.
-Está rico- Joan metió de nuevo la nariz en la copa y dio otro sorbo al vino- no tiene nada que ver con Viña Sol.
-Tampoco creo que cueste lo que vale Viña Sol- le sonrió Loe.
A Marc le pareció que era un vino de sabores muy complejos y que, en realidad, no casaba mucho con el rape que les habían servido, porque se imponía en exceso por encima del sabor plato, pero el vino era muy bueno.

De segundo sirvieron el rosado, según Xavi, Santa Digna era un vino con la facilidad de entrada en boca de un blanco y la complejidad de tono largo de un tinto, lo que lo hacía idóneo tanto para carnes blancas como para arroces o pescados.
Los camareros, dejaban una botella de vino en cada mesa. La conversación se fue animando, de manera que no giraba en absoluto en torno a los vinos que estaban probando.
-¡Ay!- dijo Loe- No queda más vino y estoy seca.
-Perdone- Marc se dirigió a un camarero-se nos ha terminado el vino.
-Ahora les traigo otra botella, está pensado una botella cada dos personas.

El servicio se retrasó un poco para retirar el segundo plato y dar paso al tercero. Mientras tanto la tercera botella de vino también cayó.

Marc ya no llegó a prestar atención a la explicación del vino tinto. Se notaba en una nube. 
En su neblina, se dio cuenta de que empezó a beber copas de vino como si fuese agua. En su mente se dio la señal de “guarda la compostura” cuando se acercó Xavi a interesarse por su opinión por los vinos que estaban probando. Prefirió no decir nada, porque se dio cuenta que le costaría mucho hilvanar una frase coherente. Se fijó en Sofía que estaba a su lado con la mirada perdida.

Del vino de postre, ni supo si lo había probado.

La siguiente imagen que vino a su mente, fue verse con Joan, Loe y Sofía en Rompeolas
No recordaba haber ido hasta el centro de la ciudad en coche, supuso que habrían ido todos en el coche de Joan.
Loe le llevó una copa de ron con cola y le llevó otra a Sofía.
Conforme le dio la bebida, Marc sintió cómo le salpicaban los camales de los pantalones.
-Joan, pídele otra copa a Sofía que se le ha caído- dijo Loe.
Marc no era consciente ni de si se había reído de lo sucedido, dio un largo trago a su cubata y siguió en trance sin decir nada.
Joan le dio la copa a Sofía y esta vez Marc sí que vio como se le caía de la mano y se volvía a romper en el suelo.
Joan se desternilló.
-Tía, pareces un muñeco de Playmovil con la mano grande- dijo Loe.
-Voy a traerle otra- propuso Joan.
-Déjalo Joan- dijo Loe- creo que va hasta arriba, no vale la pena darle más alcohol.

Marc se vio en la puerta de Santa María balanceándose adelante y atrás y Joan preguntándole algo.
-Marc- dijo Joan- ¿Dónde vive Sofía?
-En su casa- dijo él balbuceando.
-Joder tío, pareces un puto bucle, eso ya me lo has dicho tres veces ¿Te acuerdas en qué calle o cómo llegar?
-Joan déjalo, que se vengan a casa a dormir la mona y ya está- dijo Loe.
-No me acuerdo del- Marc paró- del, del nombre de la calle, pero sí que sé ir.
 Decidieron que cogerían el coche de Joan y Marc les guiaría a la casa de Sofía para dejarla.

Marc iba sentado en el asiento de atrás con Sofía al lado. Iba dirigiendo a Joan hacia las afueras.
-¿Sofía vive en el campo?- preguntó Loe.
Joan levantó los hombros en un signo de que lo desconocía.
Marc les dio una vuelta por caminos sin asfaltar hasta que llegaron a una casa de campo sin verja de la zona de la huerta.
-Hostia- dijo Joan- ¡Marc! ¡Nos has traído a la casa de campo de tus padres!
-Aquí vive Sofía- se medio entendió a Marc.
-¿Ahora qué hacemos?-  preguntó Loe.
-Conozco la casa- dijo Joan- los acostamos a cada uno en una habitación y ya mañana que se las arreglen.
-No sé si es buena idea- dijo Loe- Marc está cabreado con Sofía y lo de hoy era una excusa para hacer las paces. Lleva una temporada saliendo con Júlia.

Marc se despertó de un sobresalto. Seguía ebrio y no entendía donde estaba. Alguien había encendido la luz y vio cómo salía corriendo de la habitación.
Marc saltó de la cama y siguió a quien había salido apresuradamente de su cuarto.
Una mujer se dirigía al cuarto de baño,era Sofía.

Sofía estaba vomitando. No le había dado tiempo a llegar al aseo y había empezado a devolver en el pasillo dejando un rastro de vómitos hasta el indoro. Una vez allí, no le había dado tiempo a abrir la tapa del sanitario y estaba potando contra la pared.
Se acercó a Sofía y le cogió la cabeza dirigiéndosela hacia el plato de ducha. Sofía parecía un aspersor devolviendo todo lo que había cenado ese día. Después de regurgitar un par de veces más, parece que ya se quedo aliviada.
Con lágrimas en los ojos, se abrazó a Marc.

-Ya, ya- le consolaba él como si de una niña pequeña se tratase- ¿Te encuentras un poco mejor?
Ella asintió con la cabeza. Marc le pasó un par de tiras de papel higiénico y ella se secó la cara y la boca.
-Vete a la cama que voy a recoger un poco  esto- dijo él.
-Yo te ayudo- dijo Sofía.
-No déjalo. Vete a dormir y voy recogiendo la empastrá que si no mañana no va haber quien lo limpie.

Sofía salió del cuarto de baño y Marc se fijó en que iba con el culo al aire debajo de su blusa verde champagne de Zara.
Fue a coger la fregona y el cubo, y lo llenó un poco en la ducha. Comenzó la tarea de recoger, borracho aún, los restos de la cena que había dejado Sofía por el pasillo y el cuarto de baño.

No pudo limpiar mucho, le tocó salir corriendo al aseo. Levantó la tapa del inodoro y dio buena cuenta de lo comido aquella noche contra el fondo de la taza.
La vomitera le vino bien, le despejó un poco. Se lavó la cara.
-Mierda-  se dio cuenta de que él también iba desnudo de cintura para abajo.

*BSO Desaparecer-Los Planetas
 *Relacionado con La Mesa (Segunda Oportunidad), La Cama

martes, 26 de marzo de 2013

Toledo (Espera parte VI)

*Continuación de Espera y Sueños Días


Elena terminó a las ocho de la tarde de trabajar. Metió en una bolsa de Tintoretto los zapatos de tacón, la blusa dorado cava y los pantalones de vestir que llevaba anoche, y acudió a la cita que le había propuesto Alberto en el post it.

La calle Juan Bravo estaba lo suficiente cerca para ir caminando y lo suficiente lejos para que fuese improbable encontrarse a ningún compañero del trabajo. No sabía por qué motivo, iba acelerando el paso, se sentía nerviosa, como si estuviese haciendo algo prohibido.
Torció la esquina de la calle Príncipe de Vergara y vio que Alberto estaba consultando el móvil en la puerta del bar, esperándole.
-¡Hola!- el saludo fue más bien un susurro detrás de una sonrisa nerviosa.
Elena apoyó su mano izquierda en el hombro de Alberto y se acercó a él. Alberto posó su mano en la parte baja de la espalda de Elena y la atrajo ligeramente hacia si. Se dieron dos marcados besos en las mejillas.
-¿Qué tal estás?- le sonrió Alberto- Vamos dentro que con este viento nos congelamos.

Echaron un vistazo al local y tomaron asiento en una mesa del fondo. Uno al lado del otro.
-¿Qué tal has pasado el día?- preguntó él.
Elena sonrió y le miró con cara de complicidad.
-Cansadísima- dijo mientras le regalaba una mirada pícara- ¿Y tú?
-Deseando que terminase para encontrarme contigo.
Elena se miró las manos mientras sonreía y volvió a mirarle a los ojos.
-¿Qué os pongo?- la voz del camarero interrumpió el momento.
-Yo un vino blanco- dijo Elena.
-Otro- dijo Alberto- ¿Qué tienes?
-Verdejo.
-Dos verdejos entonces- sentenció Alberto.

No habían podido, ni querido, encontrarse en todo el día.
La genial idea del Boss de organizar una cena de empresa un jueves y tener que trabajar al día siguiente en horario normal, había dado como resultado uno de los días menos productivos que se podían dar. Todos los compañeros, hacían su particular remember y high lights de la fiesta de anoche, prestando más interés por las conversaciones privadas que la atención a los clientes y sus quehaceres profesionales. Parece que nadie había reparado en que Alberto y Elena habían desaparecido juntos de la fiesta.

Alberto y Elena hablaron de esto, de cómo a la gente les gusta recordar los buenos momentos pasados sólo hacía unas horas y las ganas que tenían todos de repetir ese tipo de salidas, las buenas intenciones de hacerlo al margen del Boss. Propuestas que después nunca se materializaban ni se materializarían.
No hablaron de su noche, la tenían aún demasiado reciente y era confuso hablar de ello. Los dos sabían lo que había pasado y cada uno tenía su recuerdo vivo e íntimo de lo ocurrido.
Aprovechando la llegada del camarero con las copas, guardaron unos instantes de silencio incluso momentos después de que el camarero se hubiese marchado con su bandeja.

-Elena ¿Qué vas a hacer el fin de semana?
-Mañana por la mañana, trabajar, me toca cierre de balance- dijo ella apesadumbrada.
-Digo después- insistió Alberto.
Elena guardó silencio. ¿Qué contestar? ¿Qué decir? Aguardó a escuchar su propuesta.
 Alberto dio un largo trago de su copa de vino.
-¿Quieres que pasemos el fin de semana en Toledo?
Elena quedó sorprendida ante lo que estaba escuchando y no respondió enseguida.

viernes, 22 de marzo de 2013

Sueños Días (Espera parte IV)

*Continuación de Espera

Alberto salió de su sueño con un sobresalto.
Las primeras luces del día se colaban por las rendijas de la persiana mal bajada de la habitación. Volvió a cerrar los ojos, pero, a pesar de tener sueño, no tenía más ganas de dormir.
No tenía resaca, sólo el embotamiento diario y habitual que le regalaba su maldito reloj biológico, que de lógico tenía poco, cuando le despertaba todos los días a las siete de la mañana.

El disco duro de su mente comenzó a activarse y a tomar consciencia de que estaba en su habitación, que estaba en su cama, que el nórdico no le tapaba la espalda y que tenía el brazo derecho dormido.
Quiso rodar sobre sí mismo, pero recordó que no debería hacerlo. El aroma de A Scent le puso en situación, no estaba solo en la cama, ella había pasado la noche con él en su casa, en su habitación, en su cama.

Mientras contemplaba una negra melena que caía desordenada sobre la almohada y medio cubría su camiseta blanca de Benicassim, comenzó a recordar lo vivido sólo hacía cuatro horas.


Anoche fue la cena de empresa.
Habían ido a un restaurante malo donde, a pesar de sus intentos y los de Claudio por sacar temas divertidos y gastar bromas de anécdotas pasadas, habían terminado hablando de trabajo.
Después fueron a tomar unas copas a un local del barrio de Salamanca. No aguantó mucho en el pub, dos copas y un chupito y ella le propuso ir a su casa.
Tardaron más en ir a buscar el coche a pie, que en ir a casa de Alberto.

Se encontraba en paz consigo mismo.
Le gustaba contemplar su cabello desordenado y los meandros de su espalda que se adivinaban debajo de la camiseta. Podía escuchar cómo ella inspiraba rítmica y suavemente y esto le gustaba.
La contempló en silencio por un instante más y decidió que se levantaría y le prepararía el desayuno.
Se dio cuenta de otro detalle, no era el mejor momento para levantarse, aguantaría un par de minutos en la cama a ver si se solucionaba el problema solo.

Jugó a recordar las conversaciones de anoche.
Sonreía mientras repasaba lo que habían hablado. El baile de palabras que fue toda la velada entre ellos. Recordaba claramente cada una de las cosas que se habían dicho, cómo se encontraba a cada momento más a gusto con ella y el instante en el que ella le dijo que quería ir a que le leyese un libro a su casa. Cómo él se había atrevido a besarla primero, cómo ella había correspondido.

miércoles, 20 de marzo de 2013

El Regalo

*Relacionado con Siberia

-Holaaaa!- ella le recibió con un abrazo al cuello y dos besazos.
-¡Hola!- le devolvió él el saludo pasándole un brazo por la cintura- ¿Qué tal estás?
-Bueno, aquí pasando el rato- dijo ella detrás de una gran sonrisa-. Cuando me has dicho que estabas en recepción, creía que estabas abajo.
-He mirado el directorio y he visto que era en la segunda planta- explicó él.
-Ven, te invito a un café- ella le adelantó un paso para indicarle el camino.

Siguió a la chica que vestía de blanco hasta una puerta morada.
-Pasa- le abrió la puerta.
La estancia era cuadrada. Un sofá verde tres plazas, una mesa de madera blanca, una nevera metalizada, una mesa de comedor de cristal y cuatros sillas, componían la decoración del office.
-¿Arpeggio?- dijo ella mientras cogía una cápsula morada de un bol de cristal con cápsulas de distintos colores.
Él le guiñó un ojo y se sentó en una de las sillas.


-¿Qué tal va la guardia?- preguntó él mientras echaba medio sobre de azúcar en el vasito de plástico.
-¡Déjate de guardias!- exclamó ella sonriendo- Cuéntame lo de la chica esa.
Marc no pudo evitar soltar una carcajada.
Se quedó mirando su vasito de plástico desechable y miró la taza en la que ella se había servido su café.
-Me gusta tu taza de SuperCoco.

***
Marc llegó temprano de trabajar.
Abrió la puerta del portal de su casa, miró en el buzón y cogió la colección de folletos de publicidad de Mediamarkt, BricoDepot, API inmobiliarias, Carrefour y una carta de Santander.
Entró en el ascensor, se pasó los folletos de publicidad bajo del brazo y abrió la carta del banco.

El ascensor llegó al rellano del cuarto. Marc se dirigió a la puerta dos.
Andaba distraído repasando el extracto de la cuenta corriente. Levantó un momento la mirada para asegurarse de no tropezar con nada, volvió a concentrarse en la carta del banco cuando volvió a levantar la mirada hacia la puerta de su casa. Había algo colgado en el pomo de la puerta.

Marc , curioso, aceleró el paso. Al llegar a la puerta de su casa, vio que había una bolsa de plástico negra con un post it pegado.

"quiero que quedemos otra vez!!"

Sonrió, abrió la puerta de la casa con la mano que tenía libre, dejó la carta del Santander y los folletos de publicidad en una mesita que había en la entrada de su casa y salió a coger la bolsa.
Cerró la puerta y se dirigió al estudio, abrió la bolsa y miró en su interior.
Una caja de cartón envuelta en papel de regalo rojo era todo lo que había.
Sonrió preguntándose qué le habría regalado ella.
Salió al patio, se quitó los zapatos y se puso las zapatillas granate de Celia Ruiz tan cómodas que le hacían sentir que por fin estaba en su hogar.

viernes, 15 de marzo de 2013

Por Si Fallas



tengo fly, tengo party
tengo una sabrosura..."

Marc se agarraba a su Cacique de garrafón con Cola en el vano intento de no irse de costado.
Con James y Helena comiéndose la oreja todo el rato, la noche se le estaba haciendo larga. La música, demasiado pachangueo para su gusto, le provocaba una sensación de hastío que hacía que empezase a fijarse en detalles como lo cutres que le parecían las paredes del local, que se le pegaban las suelas de los zapatos al suelo y que efectivamente, ese ron que le había costado diez pavos, era garrafón pero del malo.
-La próxima me pido una birra- le gritó a James por encima de la música- así por lo menos no bebo basura.
James le sonrió, levantó el pulgar y volvió a su conversación con Helena.
Marc pensó en que probablemente ni le había escuchado.


Se fijó en que al lado suyo, había dos chicas que no paraban de bailar todo el rato. La definición bailar era excesiva, más bien contoneaban sus cuerpos en un ritmo constante como si de una clase de aeróbic se tratase.
Pensó que tal vez irían juntas porque bailaban la una al lado de la otra, pero ni hablaban ni se miraban.

Notó que le tocaban el hombro.
-¿Nos haces una foto?- en realidad no escuchó lo que le dijo la chica morena que le ofrecía una cámara compacta con pantalla muy pequeña y le señalaba a su grupo de amigas.
Claro!- gritó mientras cogía la cámara.
El grupo de chicas, tomó posiciones cogiéndose de las caderas y los hombros y empezaron a poner poses. Resultó que las dos bailarinas eran del grupo de amigas.

Miró por la pantalla de la cámara pero no se veía nada. De todos modos, con la mano que le quedaba libre, les indicó que se juntasen más. Lo hizo para que se apretasen, estuviesen incómodas y perdieran las poses que habían adoptado.
Pulsó el obturador hasta la mitad pensando que así la cámara enfocaría sola y mantuvo pulsado en esa posición.
Qué naturales que estáis!- gritó por encima de la música.
Las chicas rieron y él aprovechó para apretar a fondo el obturador y sacar la foto.
Se disparó el flash y durante un segundo pudo ver la imagen en la minipantalla de la cámara. Por lo menos parecía que habían salido todas.

La chica que le había dado la cámara se acercó.
-¡Gracias!
-¡A ver si ha salido bien o la repito!
La chica cogió la cámara y Marc puso su dedo índice y pulgar encima de la pantalla y arrastró los dedos desde el centro de la pantalla hacia las esquinas.
-¿Qué haces?- dijo la chica entre carcajadas- ¡Que no es un móvil!
Es verdad!- Marc pensó que efectivamente, lo que llevaba bebido esa noche, sí que le había cogido el punto para haber hecho eso.
Él vio cómo la chica ampliaba la imagen de la pantalla y repasaba, una por una, las caras de sus amigas.
-¡Eres buen fotógrafo!- dijo ella- ¡Ninguna ha salido con los ojos cerrados!
Marc le dedicó una sonrisa exagerada.
La chica aguantó unos segundos a su lado sin decir nada y volvió con su grupo de amigas.

lunes, 11 de marzo de 2013

Todos Íbamos En Esos Trenes

La línea de cercanias C-4 pasa por la estación de Getafe Centro a las 7:36 y llega a la estación de Atocha, final de línea, a las 7:52. Hace entrada en la estación en el andén 5 o 6.
Si tu destino es Recoletos, puedes hacer transbordo en los trenes de cercanías que parten de los Andenes 1 y 2. Son trenes que atraviesan Madrid por debajo siguiendo el trazado subterráneo correspondiente a las calles Paseo del Prado, Paseo de Recoletos y Paseo de la Castellana. 
Estos trenes, partiendo de Atocha, hacen parada en las estaciones de Recoletos, Nuevos Ministerios y Chamartín.
Estos trenes que atraviesan Madrid por debajo, son los correspondientes a las líneas de cercanías C-2 y C-7, este último con origen en Alcalá de Henares.

El tren C-7 hace su entrada en la estación de Atocha a las 7:37 y sale de la estación en dirección a la estación de Recoletos a as 7:39.

Madrid 11 de Marzo de 2004


6:45 a.m.
Suena el despertador.
Remoloneas unos minutos en la cama, pensando en el frío que hace en Madrid en Marzo y lo bien que se está arropado con el nórdico de Ikea.

Ayer te acostaste tarde. Fuiste con tu novia al cine al pase de las diez, la dejaste en su casa y te fuiste a la tuya pensando en que no deberías acostarte tan tarde, los jueves toca quirófano de Lasik.
En el parte que estuviste repasando con Belén, tu compañera, jefa de optometristas y buena amiga, salían veinte cirugías.
El Doctor quiere empezar a operar a las nueve de la mañana, lo que significa que tienes que estar en la clínica a las ocho y media para calibrar el láser, chequear que los primeros pacientes tienen todas las pruebas realizadas, los marcas, les haces las fotos en el LADAR para que el radar del láser identifique los ojos y más pruebas técnicas de último momento. Todo en tiempo récord y sin fallos. Es un día, como todos los de quirófano, muy estresante.
Con suerte acabarás a las dos y tendrás una hora para comer y roncar en el sofá de la sala de descanso antes de empezar la consulta a las tres. Acabarás a las ocho de la tarde. 
Sin suerte, lo habitual, te comerás un bocata rápido y empalmarás con la consulta de la tarde.

La segunda vez que suena el despertador, te levantas de un salto.
Te afeitas, te duchas para arrancar el día, te vistes, desayunas leche con magdalenas (nunca te da tiempo a hacerte tostadas), una manzana, bandolera donde llevas el preciado bono trasporte de la zona B1, libro American Psycho (te ha dado por los libros de gente rara) para el trayecto de tres transbordos hasta llegar a Metro Lista y sales en dirección a la estación. 
Sales con una hora de tiempo porque con tres transbordos, no te puedes arriesgar a que uno atrase y pierdas las combinaciones de los otros dos. Sueles llegar a Recoletos a las ocho y poco, así que en lugar de coger el Metro en Plaza de Colón, subes paseando por el barrio de Salamanca, que tanto te gusta, hasta la parte alta de la calle José Ortega y Gasset, al lado del Ministerio de Asuntos Exteriores, que es donde está la clínica donde ejerces de optometrista.

7:33
Ya estás en la estación de Getafe Centro esperando a que llegue el tren. Lo más probable es que consigas un asiento. Cuando lo cogías en la siguiente estación de Getafe, las Margaritas, no podías sentarte casi nunca y aunque el trayecto desde Getafe hasta Atocha es de sólo un cuarto de hora, te quieres sentar y leer tu libro.

El tren hace su entrada en la estación de Getafe Centro. 
Te subes, te sientas y empiezas a leer ajeno a todo lo que sucede a tu alrededor. Suele estar un minuto esperando a que los viajeros suban y bajen del tren.

7:37
Algo ocurre, el tren hace un amago de arrancar y se vuelve a parar. Está parado un minuto más de lo normal en la estación. Te preguntas si es que se habrá estropeado. La gente empieza mirar por las ventanillas a ver qué está ocurriendo.
Unos segundos más y suena un pitido del intercomunicador del tren, suena la voz del maquinista:

"Este tren no va a salir en dirección a Madrid. Búsquense la vida"

Palabras textuales que se me quedaron marcadas en la memoria a fuego. Primero porque me indignó la forma en la que nos trató a los pasajeros y segundo porque no daba ninguna explicación de si habría otro tren que pasaría más tarde o si pondrían servicio de autobuses a Atocha.

Piensas rápido, ¿Cómo ir a Madrid y llegar lo menos tarde posible?
El autobús de línea, sale muy cerca de la estación y el bono transporte que tienes es válido, pero no estás habituado a cogerlo, no sabes los horarios y aunque sabes que lleva a Atocha, es una opción que te hace dudar.
El MetroSur, es una línea de Metro nueva que comunica todas las ciudades dormitorio del sur de Madrid.
A la altura de Alcorcón, enlaza con la red de Metro de Madrid. Llegarás tarde, pero por lo menos no tienes que salir de la estación y sabes que llegaras una media hora tarde a trabajar.

7:40
Te encaminas a las escaleras mecánicas que bajan a la estación de MetroSur que está en la misma estación que la estación del Cercanías.
Mientras bajas las escaleras, te das cuenta que la mayoría de la gente que iba a coger el Cercanías, ha pensado como tú, así que la estación de MetroSur está hasta arriba.

Antes de bajar a la estación, redactas un SMS (aún no existía el WhatsApp) en tu Erikson porque abajo no hay casi cobertura y quieres avisar a Belén de que llegarás tarde. Luego en la línea de metro, no hay cobertura.

"Belencica tren escoñao cojo metro llego tarde a currar"