martes, 9 de abril de 2013

Sushi Para Tres


* Continuación de Denia y El Día Después

No paraba de pulsar el móvil. Apuntaba a la televisión con el teléfono y volvía a mirar la pantalla táctil.
-Aaayyy- volvió a concentrarse en las instrucciones que tenía abiertas en el  Vaio.
El pitido del interfono le sobresaltó. Fue corriendo desde el sofá y oprimió el pulsador azul del interfono.
-¡Sube!- dejó la puerta de la casa abierta y volvió a pelearse con la televisión que se había quedado sin volumen.

-¿Hola que tal estás?- saludó él.
Ella no contestó, seguía mirando su Xperia y la pantalla del portátil y movía los labios rezándose las instrucciones. De repente se pudo escuchar la sintonía de Anatomía de Grey.
-¡Toma!- exclamó triunfal- Ahora sólo me falta aprender a cambiar de canal.
-¿Qué haces?- preguntó él- ¡Oye! Tele nueva.
-Sí- ella seguía sin mirarle.
Él se acercó por detrás y le tapó los ojos con las manos. Ella se dignó a prestarle una sonrisa y darle su atención.
-Hola- susurró Júlia. Marc esperó unos segundos más, pero ella seguía concentrada en la tarea de programar la app del móvil.

Marc fue a la cocina, abrió la puerta de la nevera y puso al frío la botella que había traído.
-¡La cena está a punto de llegar!- gritó ella desde el salón.
-¿Qué has pedido?- voceó él.
-¿Qué?
Marc se acercó de nuevo al salón.
-Que qué has pedido.
-Para que veas que te cuido, he pedido sushi- Marc le miró sorprendido.
-¿Tú sushi? ¿La señorita si está un poco rojo es que la carne está cruda, ha pedido sushi?- se burló él.
 -Me convenciste con eso que me dijiste que las anchoas y los agrios también son pescado crudo y me gustan- dijo ella dejando de mirar por primera vez el móvil o la televisión. Marc sonrió.



-Júlia, vengo muerto, me he pasado el día en quirófano y después consulta, ¿Me invitas a un café?
-¿A estas horas?- se extrañó ella- En la cocina está la Nespresso ¿sabes cómo funciona?
Marc asintió con la cabeza y se dirigió a la cocina.

Júlia siguió su batalla con la televisión, se quedó mirando un momento la pared, suspiró y se levantó del sofá.
-Yo lo quiero largo e intenso- dijo ella mientras abrazaba a Marc por detrás. Él se giró y se dieron un corto beso.
-¿Quieres un café?
-No me refiero al café- esta vez el beso largo y apasionado fue interrumpido por el timbre del interfono. 
Se dirigió por segunda vez esa noche al interfono y abrió la puerta del portal. Volvió a abrazarse a Marc, puso cara de niña traviesa- Tampoco me refería al beso- le susurró al oído.


Dejaron las bolsas en la encimera de mármol y comenzaron a sacar los envases de aluminio.
-¿Qué has pedido?- preguntó él.
-Como no tenía ni idea, he hablado con el tipo del restaurante y me ha puesto lo que ha querido él- se justificó ella- ¿Por qué se llama sushi si ningún plato se llama sushi?
-¿Cómo?
-Es que cuando he llamado, he pedido sushi y el japo me ha dicho que sushi de qué.
-Y  te has puesto a discutir como siempre- le sonrió él-. Sushi es la ración de arroz blanco acompañado de lo que sea, de pescado o carne o verdura, es como si pides una paella, tienes que especificar de qué la quieres, además que hay muchas formas de prepararlo, como si pides un arroz al horno o meloso.
Marc abrió el primer envase.

-Mira, esto es rollo California- señaló lo que ha Júlia le pareció un mini brazo de gitano de arroz blanco con miniingredientes- es arroz, alrededor lleva sésamo y lo del centro…eso creo que es mango y aguacate, creo que te los ha puesto vegetales- abrió el segundo envase.
-Esos son makis, es lo mismo envuelto en un alga. Se ha estirado, porque dos creo que son de huevas.
-¿Eso negro de fuera es un alga?- dijo con cara de asco.
-Está rico, ya verás- abrió el tercer envase- ¡Joder que cabrón, otra de arroz! esto es nigiri, se ha quedado a gusto- abrió el cuarto envase, allí había cortes de pescado de diferentes colores.
-Mira esto es sashimi, es lo que tú te imaginabas que es a lo que se refieren cuando hablan de sushi. Eso granatate es atún rojo, lo naranja será salmón y eso blanco creo que es pez mantequilla- abrió unos envases blancos redondos.
 -Eso verde, es wasabi, es una especie de mostaza, pica y deja un sabor químico similar a la mostaza de Dijon. La primera vez que fui a un japo, pensé que era guacamole y me puse un motón con el arroz, no veas que asco cuando lo probé- Júlia le sonrió.
-Esos pétalos rosas, son jengibre, se supone que se toma entre bocado y bocado para limpiar el paladar y poder degustar la siguiente ración, pero a mí no me gusta. Y ese líquido oscuro es la salsa de soja.
Se supone que todo se pasa por la salsa de soja y que la salsa se mezcla con un poco de wasabi en función de cuanto te guste el picante, pero yo el sashimi me lo zampo, a veces, con un poco de wasabi solo.

Júlia empezó a mirarle con cara de circunstancias. Marc abrió un cuenco y olió.
-Anda, sopa de miso. A mí no me mata mucho.
-Huele bien, por lo menos sé que comeré de algo- Marc le sonrió.
-Pues he acertado con lo que he traído para beber- se dirigió a la nevera y sacó una botella marrón- es cerveza.
-Qué romántico eres- se burló ella.
-Es Inedit- dijo él condescendiente- es la birra de Ferrán Adriá. Mi tío conoce al comercial de Estrella y me pasa cajas gratis. Para ser cerveza, cuesta una pasta en el Gourmet de El Corte Inglés.

Se sentaron a cenar en la mesa de la cocina. Se limpiaron las manos con unas toallas húmedas tibias que el restaurante había incluido en el pack para llevar.
Júlia reconoció que el pescado crudo no sabía a pescado crudo de pescadería, que el wasabi no le gustaba nada y que el jengibre sí que le gustaba.
-Dicen que todo con un poco de wasabi sabe mejor, como la vida, un poco de picante áspero te ayuda a pasar mejor los malos tragos, y los buenos.
-Oye, pues la cerveza esta sí que está buena, sabe como a vino- dijo ella.
-Es una pijada, pero como me sale gratis, la gasto, si no, no la compraría- le sonrió él.

-Es la cena más deliciosa que he probado jamás- dijo Júlia lamiendo la punta de los palillos y mirando provocativamente a Marc.
-Eres preciosa- observó Marc.
-Ya lo sé. Tú también.
-Ya lo sé.
Rieron a carcajadas apreciando mutuamente su respectiva belleza, y él la besó, no sin encanto.
-Ven- dijo Marc intentando llevarla hacia la habitación.
-No. Aquí en la cocina.
-Eres algo pervertidilla, ¿no?
-Qué va- dijo ella desdeñosa- Lo que pasa es que aquí podremos hidratarnos si nos entra sed.

Para haber pasado todo el día trabajando, no les estaba faltando mucha energía del todo.
-Más despacio- le previno ella cuando Marc se estaba poniendo demasiado juguetón. Era una lata tener que dirigir cada movimiento, pero al menos él se amoldaba a sus deseos.
Al cabo de un rato, Júlia deslizó las manos bajo las nalgas de él y exigió- ¡Más rápido, más rápido!
-Creía que querías ir despacio.
-Pues ahora quiero ir más rápido- dijo ella jadeante, y Marc obedeció.
En un arrebato de placer, Júlia le mordió el hombro.
-¡Joder!- exclamó ella- ¡Más fuerte!
Marc aumento la fuerza y la velocidad, golpeando con sus caderas contra las de ella.
-Creo… que voy a…-jadeó él.
-Pobre de ti- le espetó Júlia en un tono tan amenazador que el inminente orgasmo de Marc se postergó de inmediato.
Después se quedaron tumbados encima de la mesa de la cocina, jadeando y sin aliento. Había sido estupendo, justo el postre que necesitaban.

-¿A qué hora tienes mañana la guardia?
-Primero curro el Jueves horario normal- explicó ella jugueteando con la línea de la espina ilíaca de Marc- y luego empalmo con la guardia de veinticuatro horas de Urgencias el Viernes de ocho de la mañana hasta el Sábado por la mañana.
-Lástima- dijo Marc- Joan y Loe me han comentado que el Viernes por la noche hay una cena maridaje.
-No puedo ir, tengo que pagar la tele nueva- bromeó ella.
-Entonces no nos vemos hasta el Sábado- dijo él.
-Me puedes mandar algún wasap de ánimo, no te aseguro que lo pueda leer al momento, ni que te  conteste, pero cuando piense que ya no puedo más, me alegrará leerlo. ¿Qué vas a hacer?
- Lo de siempre, saldré a correr con James y luego me iré a casa y me pondré con el ordenador hasta que me duerma en el sofá.
-Digo el Viernes.
-¿Qué si voy a ir a la cena maridaje? No creo, paso de ir de carabina de estos dos.

***
Un viento frío y húmedo molestó a Júlia. A pesar de llevar puestas las gafas de sol, iba medio deslumbrada. Un día entero metida en el Hospital, era algo que te dejaba seca de energía.
Abrió la puerta del Audi y arrancó el motor, no inició la marcha enseguida. Pensó en que no tenía ganas de ir a casa a desayunar, a pesar de estar reventada, no podría conciliar el sueño con facilidad. Decidió que iría al centro a desayunar algo fuerte para compensar la basura de comida de Hospital que había picoteado a lo largo del día en la cantina. Rebuscó en el bolso, pero no encontró ibuprofeno, le estaba empezando a entrar dolor de cabeza. Primero iría a desayunar y después pasaría por la Farmacia.

La Farmacia de la calle Joan Carles I abría veinticuatro horas, así que en cuanto terminó de desayunar, dirigió sus pasos hacia el establecimiento a sabiendas que seguro que estaría abierto.
Más gente había pensado como ella y había un poco de cola.
Júlia estaba sumida en su mundo, pensando en la jaqueca que le estaba entrando y lo poco que avanzaba la cola. Curiosa, echó un vistazo a ver el porqué del retraso. Abrió mucho los ojos y la sangre le subió a su blanca tez llena de pecas.

-La pastilla del día después, es mejor que la tomes en casa porque te puede dar mareos y si vomitas, tendréis que venir a por otra.
-Vale. ¿Tengo que ir luego al médico?
-En principio no hace falta, pero yo te recomiendo que si te sienta mal, vayas, porque es una bomba y puede cambiarte el periodo. ¿Alguna duda más?
-Creo que no.
-¿Cuánto le debo?- dijo el chico.
-Dieciocho con setenta y seis.

El chico sacó la tarjeta de crédito y se la dio a la señora que vestía de blanco.
La farmacéutica metió el medicamento en una bolsita de papel y le devolvió la tarjeta.
-No hacía falta que la pagases tú- dijo la chica muy seria.
-Vale- dijo él- ¿Te acompaño a tu casa?
-¿Para qué?
-Por si te mareas. Ha dicho que te podías marear o vomitar.
-No- la chica comenzó a andar buscando la salida de la farmacia en dirección a donde se encontraba Júlia- no quiero que vengas.
El chico la miró y la evaluó con la mirada.
-Como quieras, pero si te encuentras mal, haz el favor de ...- el chico no pudo terminar la frase. Se quedó mirando a Júlia con la boca abierta.

Eres un hijo de puta!- le gritó Júlia a Marc.


* Continuación de Denia y El Día Después


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