-Buenas Marc- Jaume recibió con una gran sonrisa a su amigo.
Se estrecharon las manos.
-¿Hola qué tal estás?- contestó Marc- Me ha costado aparcar.
-¿Entramos?- los dos se dirigieron a la puerta de la tetería.
-¡La de tiempo que hace que no venía a Artería!- dijo Marc.
La tetería estaba en una plaza de piedra del Rabal de la ciudad. La puerta del local eran dos desproporcionados portalones de madera mucho más altos que anchos que daban acceso a un espacio en L con paredes enlucidas de yeso y ventanas con rejas de forja por las que se veían las farolas de hierro fundido que ya estaban encendidas a esas horas de la tarde.
-Yo vengo de vez en cuando, porque me pilla cerca de casa- dijo Jaume- ¿Nos sentamos aquí mismo?
-¡Hostia!- exclamó Marc. Al sentarse en la silla, el respaldo, muy bajo, quedaba muy retirado y el cuerpo se le fue hacia atrás.
Jaume se rió.
-¿Qué os pongo?- pregunto el camarero con su voz gutural.
-Yo creo que tomaré un té rojo- dijo Marc- ¿Tienes?
-Sí- dijo escueto el camarero.
-¿Tienes infusión de Diente de León?- preguntó Jaume
-Tengo en la despensa de la cocina para uso propio- dijo el camarero- pero a ti ya sabes que sí que te pongo.
El camarero se fue a preparar las comandas.
-¿El mister no viene?- preguntó Marc.
-Me ha dicho que tiene filmoteca- contestó Jaume- dice que cuando acabe, si no se le hacía muy tarde, venía.
-¡Madre mía!- exclamó Marc- Siguen poniendo el mismo tipo de música que cuando veníamos antes todos.
-Son los
Smashing, pero creo que este tema es de un álbum nuevo- contestó Jaume.
-Sí. He reconocido la voz de Billy Corgan- respondió Marc- Por cierto, ayer llevabas la camiseta de los Smashing.
A Jaume le apareció una sonrisa en la cara. Se recostó en el falso respaldo de la silla y volvió a echarse hacia adelante.
-Esa camiseta siempre me trajo suerte- la sonrisa le desapareció de la cara. Jaume se quedó mirando la mesa. Era de madera rústica con un cristal transparente encima. Habían puesto unas pegatinas de marcas de cerveza haciendo un collage en el espacio entre la oscura madera y el cristal.
-Marc ¿Qué rollo tienes tú con Sofía?
Marc movió la cabeza negando.
-Es la segunda vez que me preguntan lo mismo en menos de un día- le apareció una sonrisa amarga- No hay ningún tipo de rollo. Hace un tiempo nos conocimos. Me gustaba, nos enrollamos, empezamos a salir y no funcionó-. Dijo Marc en tono de punto final.
El camarero les trajo las infusiones. También les dejó en la mesa un platillo en forma de triángulo con unas pasas de Corinto.
-Gracias- dijo Marc. Abrió la tapa de la tetera y acercó la nariz al vapor que salía. Percibió el delicado toque dulzón a fermento del té.
-Tú me has hablado muchas veces de Sofía- dijo James mirando a los ojos a Marc- Y no parece que no te importe ella.
Marc se quedó mirando la pared de yeso arcilla. Se fijó en las fotografías en blanco y negro que colgaban de las paredes, que correspondían a una exposición de Benya Acame, un fotógrafo local.
-Sofía es una tía que está buena y con la que la historia no me salió bien- Marc hizo una pausa- Mentiría si te dijese que alguna vez no se me pasa por la cabeza lo que pudo haber sido y no fue, pero vamos, que me alegro que se quedase anoche contigo.
-Marc- dijo Jaume- Anoche fui a casa de Sofía.