viernes, 22 de febrero de 2013

Cuadros De Una Exposición

BSO  CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN de M. Mussorgsky

Cuando te proponen ir a una exposición, siempre me asaltan dos preguntas.
¿De quién es?
Si el artista te es conocido, ya sabrás de antemano a quién te podrás encontrar allí y, salvo gratas excepciones, el grado de pedantería que reinará en las conversaciones.
¿De qué es?
Si es de fotografía, sabrás que te gustará , que en media hora habrás terminado de ver la exposición, que podrás mantener conversaciones con cualquiera que esté observando una instantánea y que podrás usar esa imagen como entrada a una conversación que derivará en cualquier otra en un milisegundo.

En el caso de no conocer al artista o de que la exposición sea de cualquier otra arte plástica, te asaltará la duda de qué indumentaria elegir para mimetizarte con el ambiente. Yo suelo copiar al chico de El Diablo Viste De Prada y opto por americana, vaqueros no muy hechos polvo, fular, y camisa. Por fuera si la expo es muy underground y por dentro si es muy snob.

En una exposición, siempre desearás que el comisario se haya estirado y sirva alcohol.

-¿Esto no era un antiguo cine?
-Y antes de eso, un teatro- respondió Aitana-. El edificio es del siglo XIX. Se construyó en la revolución industrial y se nota que su uso inicial fue el de almudín.
Cuando la ciudad comenzó a expandirse y su ubicación fue muy céntrica, pasaría a un uso terciario. Sé que fue un teatro a principios del siglo XX. Nos tocó estudiarlo durante la carrera.
-Cada vez que os veía por el campus, en invierno, con los guantes con dedos recortados, la espalda encorvada y dibujando edificios, pensaba que estabais locos- respondió Claudio- y os envidiaba por dibujar bien.

Aitana y Claudio, entraron en el vestíbulo del edificio.
La temperatura interior, era tan gélida como la exterior. El delicado olor a humedad y madera vieja impregnaba las paredes de piedra y la vieja y desgasta moqueta grana. Los pasos de miles de visitantes a lo largo de las décadas, habían dibujado un sendero en el centro de la misma de un tono más claro.

Aitana apresuró su paso y se adelantó a Claudio. Se dirigió a un hombre de mediana edad que vestía con americana de raya diplomática de Hugo Boss, camisa blanca de La Martina y jeans azulón de CH.
Se saludaron con dos cálidos besos.
Claudio los alcanzó cuatro pasos después.
-Claudio, te presento a Néstor- dijo Aitana con una sonrisa en los labios.
-¡Hola! ¿Qué tal estás?- saludó Claudio estrechando la inerte mano de Néstor.
-Nervioso- dijo Néstor con voz nasal- soy el culpable de esta locura.
-Ya verás como todo sale bien- dijo jovial Aitana- Ya te dije en el gimnasio que los cuadros que me enseñaste son muy buenos.
-¡Son tantas cosas en las que pensar querida!- alguien captó la atención de Néstor asiéndole del codo y llevándoselo.


Capità-Mª Remedios Boronat
-Es socio del gimnasio- le dijo Aitana a Claudio.
-Para organizarle una exposición de arte a su novia, tiene que manejar- bromeó Claudio.
Aitana le devolvió un reproche con la mirada.
-Haz el favor de no empezar con tus chistes malos. Bastante es que aquí me conocen como la recepcionista del gimnasio, como para ser también la que ha traído al descerebrado de turno.
-Vale- dijo Claudio muy serio y una mirada hastiada-. A ver si te crees que no sé comportarme.
-Yo no he dicho eso.
-No es la primera vez que voy a una exposición- siguió Claudio- y si no voy a poder gastarte una broma a ti, que es con quien he venido, esto va a ser muy largo.
-Yo sólo te digo que te comportes.
-Mira ¿quieres una copa?- un camarero con un traje barato de catering, servía copas de vino blanco y rosado en una bandeja.


-¿No bebiste bastante ayer?- le dijo Aitana- Tanta foto haciendo el mono...
-La vaca- le cortó Claudio.
-¿Qué?- preguntó ella.
-Que iba de vaca- le contestó con una sonrisa de oreja a oreja.
Aitana inspiró profundo como contando hasta diez.
-Tanta foto haciendo el indio colgada en Facebook hasta las mil...
-Ya te he dicho que, primero, me quitaron el móvil y yo no hice todas esas fotos, por eso salgo en ellas, además que en mi face sólo tengo gente que son amigos de verdad y que se han tomado al menos una cerveza conmigo, por lo que me da igual lo que piensen y lo tengo capado- decía Claudio mientras enumeraba con los dedos de la mano- segundo, no me acuerdo de nada porque iba muy ciego y tercero, me la trae al pairo. 
-Quedé con Gabi,Toni y Pepe, lo pasé muy bien y no tengo nada de lo que avergonzarme. Si hubieses estado allí, te hubieses dejado llevar y habrías acabado igual y no estarías de mala leche hoy.
-Bueno, pues hoy haz el favor de acabar de manera que te puedas acordar mañana de lo que has hecho.
-¿Vino blanco?- Claudio le dio la espalda y cogió dos copas de la bandeja que pasaba por su lado y ofreció una a Aitana.

Aitana cogió su copa y cató. La compleja explosividad de sabores de la variedad verdejo y un característico final a piel de cacahuete, le trajo recuerdos a un vino ya conocido. Arrugó la frente preguntando a Claudio con la mirada.
-- afirmó él- un María Sevilla. Creo que es Finca La Colina. La verdad es que el tío se ha estirado.
-A ver Claudio- empezó Aitana- que yo no te digo lo que tienes que hacer o dejar de hacer. Vamos a pasarlo bien y ya está.
Se dieron un corto beso de reconciliación y se adentraron en el pasillo que conducía a una puerta doble con ojo de buey.

El espacio que ocupaba el antiguo patio de butacas, había sido remodelado retirando todos los asientos y se había aterrazado en cuatro niveles. En la parte donde se acaba cada uno de los niveles, se habían colocado unos paneles blancos en los que colgaban una serie de lienzos de distintas dimensiones.
La parte que ocupaba el antiguo escenario, estaba ocupado por un cuarteto de viento que amenizaba la exposición.
Claudio pensó que mejor se metía los faldones por dentro.

Había ocasiones en que no entendía la inseguridad de Aitana.
Cuando empezó la crisis, fue de los primeros empleados que despidió Polaris. Era de los arquitectos más antiguos de la empresa y de las que más cobraba. 
Se había instalado como independiente realizando estudios por servicios prestados a otras firmas de arquitectura.
Ante la cantidad de tiempo libre que tenía, decidió emprender algún máster de reciclado.
Llegó un momento en que el tiempo libre era excesivo, había escasez de trabajo y por primera vez en su vida, después de nueve años trabajando, se había tenido que apuntar al INEM. Un año de desempleo y sin vistas de poder desarrollar su profesión, le decidieron a moverse.
El tener inglés, conocimiento de informática y buena presencia, le valió conseguir un puesto en la recepción del gimnasio al que iba todas las semanas.
Es verdad que era una lástima que una persona tan válida para su trabajo, estuviese desperdiciando su tiempo en no ejercer su profesión, pero a cambio, había demostrado que se había sabido adaptar a la situación y seguía realizando algún que otro proyecto que caía en sus manos.

-¡Hola!- un hombre de unos cuarenta años, se acercó a ellos- me vas a permitir que te la robe unos minutos.
-Claro- dijo Claudio en el tono mas jovial que pudo.
-¿No te importa?-preguntó Aitana- Son el grupo de spinning.
-No te preocupes, yo me doy una vuelta y echo un vistazo a ver de qué va esto.

Claudio se dirigió a la primera serie de paneles. Dos mujeres conversaban opinando sobre la pintura.


La Font-Laura Payà Jordà
-A mi me evoca recuerdos de cuando voy al pueblo de mis padres.
Claudio decidió meter baza- Es tan real, que dan ganas de mojarse las manos y refrescarse en el agua.
-Tiene usted razón ¿Qué opina de la sencillez del trazo utilizado? Es de un realismo subliminal.
(¿Realismo subliminal? Ya empezamos)-No sabría decirle, no entiendo de técnica de pintura- dijo Claudio mirando el cuadro- Lo que creo que plasma la obra es el fluir del tiempo y cómo este llena la vida, simbolizado por la pila- Claudio tuvo que aguantar las ganas de reír ante la fantochada que acababa de decir. 
-Muy interesante- dijo una de las señoras remirando una vez más el cuadro, intentando reparar en algún detalle que se le hubiese escapado.
-Buena apreciación- dijo la otra señora que vestía con un cottet de Chanel- ¿le gustaría acompañarnos en la visita a la exposición?

(Venga, vamos a divertirnos un rato)- Para mi será un placer- dijo Claudio con una gran sonrisa- ¿Una copa de souvignon?
Sin esperar respuesta de las señoras, cogió tres copas de una bandeja y se las ofreció a las señoras, quedándose una para él.
-Claudio Godoy- se presentó mientras estrecha las manos de las señoras- optometrista.
-Mercedes Alonso, Jurista- se presentó una de las señoras.
-Mariana de Campos- dijo la otra señora ofreciendo una delicada mano a Claudio.


Fulles Grogues-Mª Vicenta Agulló
-En esta obra yo veo el cambio de estación, el cambio de lo pasado malo a lo bueno que está por venir por ese cielo azul que se vislumbra- Dijo la señora Alonso- ¿usted que opina?
(La madre que te parió)- No tengo una opinión formada al respecto de la obra- comenzó Claudio-pero, en mi opinión, el cambio no es más que una sensación subjetiva con la que nuestro cerebro nos engaña respecto a la serie cíclica que es la vida. Todo tiene un principio y un final, y el final de algo, no es más que el principio de un siguiente que deriva y es igual a su antecesor.
-Yo he estado de viaje hace poco en Toulon y el follaje de los árboles era idéntico a este- comentó la señora de Campos.

Pasaron al siguiente cuadro.


Conrado del Campo-Virginia Siendones
-Esta calle la conozco yo- dijo la de Campos- aquí tengo unos locales y unos pisos alquilados.
-"Calle Conrado del Campo"- leyó la señora Alonso- ¿sabéis en que ciudad está eso?
-La verdad es que refleja muy bien la cotidaniedad de una calle de gente trabajadora- Dijo él.
-¿A qué se refiere?- preguntó la señora de Campos.
-Hay una furgoneta que puede ser de cualquier autónomo y otra en doble fila. Estará descargando un transportista- dijo él mientras señalaba con la copa los componentes del lienzo.
-Ufff, Trabajo- dijo la señora de Campos- ¡Qué aburrido!
-De alguna forma hay que ganarse la vida.
-Yo tengo muchos pisos en alquiler- dijo la señora de Campos.
-Yo no puedo concebir mi vida sin mi trabajo. Es parte de mi, porque hago lo que me gusta, ayudar a los demás, hablar con las personas, de las que aprendes mucho y te enriquecen, y por lo tanto no lo considero trabajo. Un espacio de cinco por dos metros, que es mi despacho, es muy íntimo y la gente se abre y te cuenta su vida. Luego tú cribas la información hasta encontrar lo que está relacionado con su problema real y le buscas una ayuda- expuso él.


Orgasmo-Virginia Siendones
-Mire este tiene que ver con su profesión- dijo la señora de Campos- es un ojo con mosquitas.
(Creo que no es un ojo, no son mosquitas y por el nombre del cuadro, se trata de otra cosa)
-No mira, no son mosquitas, debe de ser cataratas- dijo la señora Alonso.

Aitana se acercó a ellos, saludó a las señoras con un- disculpen- cogió a Claudio por el brazo y se lo llevó.
-¿Y tus nuevas amigas'- preguntó ella.
-Muy simpáticas- dijo él con una sonrisa irónica.
-Venga va, no me hagas un reproche, que ya he vuelto contigo.
-Mira Aitana, yo intuía que esto no iba a funcionar. No es por hoy, es por una suma de circunstancias. 
Ya la otra vez que salimos juntos, noté los mismos síntomas que ahora, poca conexión entre ambos, cada cual a su bola y reproches continuos. Nos vamos a ahorrar el encariñamiento. Yo me voy a casa, ya nos vemos un día de estos.

Claudio se dispuso a abandonar el local cuando una voz desde el escenario captó su atención.


Pasión-Laura Stancey
Néstor subió al antiguo escenario, con un gesto, el cuarteto que dejó de tocar y pidió a Leyre que subiese con él.

-Buenas noches a todos- comenzó Néstor-. Os quiero dar las gracias por venir a este evento en honor a mi querida Leyre por su cumpleaños.
Néstor hizo una pausa y miró a los asistentes.
-Organizar esta exposición sobre La Mujer y La Pintura, me ha llevado mucho tiempo y la ayuda de muchas de vosotras, que habéis prestado vuestras obras para llenar este espacio, que como imaginareis, me ha costado una pasta- risas generalizadas.
-Cariño, aquí tienes mi regalo.
Néstor le entregó una caja de cartón rosa y fucsia con un lazo verde.
Leyre recibió el regalo con una gran sonrisa. Soltó el lazo y abrió la tapa de la caja. Frunció el ceño con una sonrisa en los labios y miraba a Néstor con signo interrogatorio.
Metió la mano dentro de la caja y sacó un cojín de terciopelo rojo con forma de corazón.
Los asistentes irrumpieron en carcajadas.
Néstor tenía una sonrisa de oreja a oreja. Con una mano cogió el cojín y alzó la otra en dirección a los asistentes pidiendo un poco de silencio.

-Con lo que me ha costado alquilar este espacio, el cuarteto, el catering y demás, no he podido comprar un regalo mejor para ella.
Leyre le miraba con una gran sonrisa y moviendo la cabeza de lado a lado.
-Así que querida, ya que tengo este cojín, le tendré que dar utilidad.

Néstor lanzó el cojín haciéndolo girar en el aire al suelo.  
Hincó una rodilla en el cojín y  metió una mano en el bolsillo. Sacó una cajita de madera que cabía perfectamente en la mano. Alzó la mano en dirección a Leyre y le dijo:
-Leyre ¿Querrías casarte conmigo?- al tiempo que abría la tapa de la cajita.
A Leyre le faltó poco para que se le saliesen los ojos de la órbita. Estaba con la boca abierta y sin respiración. Tardó unos eternos instantes en reaccionar. El resto del mundo no existían para ella excepto Néstor, arrodillado en el suelo delante de ella y el anillo que contenía la caja de madera.

Cuando por fin reaccionó, no pudo hablar, con una expresión compungida en la cara y lágrimas en los ojos, asintió con la cabeza.
Néstor se incorporó de un salto, la abrazó y se besaron apasionadamente entre los gritos, silbidos y aplausos de los amigos asistentes.
Las mujeres lloraban de emoción y alegría, algún- ¡Cabrón eso no se hace!- y - ¡Has puesto el listón muy alto!- salía de la garganta de alguno de los asistentes.

-Esto sí es hermoso, es amor.

BSO  CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN de M. Mussorgsky
Relacionado con 50 Hoyos de Claudio

No hay comentarios:

Publicar un comentario