viernes, 15 de febrero de 2013

50 Hoyos de Claudio


-Ya estas currando.
-Preguntas o afirmas???
yo empiezo a las 6:30
vamos que soy yo la que pone las calles y enciende los semáforos.
-Madre mia pareces un galli
Gallo
-Kikiriki
No te fastidia :(
-Pues animo y pasa una buena mañana :D
-:)

-Hoy has puesto bien las calles. No se te ha olvidado cerrar la ventana y no hace frío ni viento.
-no puedo hablar que se oye por el altavoz de la sala de musculacion que me lo dijeron los socios, que se escuchaba el pitido de los mensajes... jajajaja
-Jajsja
-Sabes quitar el sonido al face?
-Creo q en opciones del facebook se puede quitar q suene. En el mov no lo puedo mirar. A mediodia lo miro en el ordenador y te digo algo.
-mandame ahora un mensaje con algo que creo que ya lo he desactivado.
-algo
-sigue sonando. Seguiré investigando :)


La señora se acercó a recepción a recoger su tarjeta.
-¿Me puede firmar aquí? Es la ley de Protección de Datos.
La señora firmó.
-Hilda ¿Cuando le ha dicho que tiene que volver?- preguntó Isa.
-En un año- contestó Hilda- Lo que no tengo claro es si al año que me operé o al año desde la revisión de hoy.
-Es desde la revisión de hoy- dijo Isa con una sonrisa amable.
-De todas formas son tres meses de diferencia, porque me operé un trece de Diciembre, Santa Lucía Patrona de la Vista- dijo Hilda sonriendo.
-Santa Lucía es la Patrona de los Ciegos- dijo Claudio. Estaba consultando unas fechas para unos cursos en el ordenador- La Patrona de la Vista es Santa Otilia.
-Yo pensé que era Santa Lucía- dijo Hilda sorprendida- Como me operé un trece de Diciembre...
-Es el mismo día los dos Santos- le sonrió Claudio amable-. La diferencia es que Santa Lucía veía y se sacó los ojos con una daga para no casarse con un no cristiano y seguía viendo. Y Santa Otilia nació ciega y recuperó la vista al bautizarse de mayor.
Por eso Santa Lucía es patrona de los ciegos y enfermedades de la vista y Santa Otilia es patrona de la vista y los Oftalmólogos y Optometristas, porque nosotros damos vista.

La señora recogió su tarjeta del seguro y se fue.
-Vaya foto te has puesto en el wasap- dijo Isa entre carcajadas.
-¿Qué foto se ha puesto?- preguntó Alberto.
-Nada- dijo Claudio sonriendo- una que me hice el finde.
Alberto sacó el móvil y buscó la app del logotipo verde.
-¡Vaya pijo!- exclamó Alberto sonriendo.
Claudio rió.
-He estado en un hotel de un campo de golf- le dijo Claudio,
-¿Y qué tal?
-Muy bien- dijo Claudio-. El hotel es cinco estrellas. Es de la época del boom inmobiliario y está montado a lo grande, muy moderno, mucha luz.


Claudio y Alberto pasaron al office. Alberto se sentó en la única silla de oficina que había y Claudio encima del escritorio.
-La habitación es grande y está muy bien. Una terraza individual con vistas al campo de golf tan grande como la habitación, con sillones de terraza de ratán y un sofá balancín muy cómodo para desayunar al sol de la mañana- siguió Claudio
El baño, muy grande también, con una bañera dos por dos que da gusto y cabina de ducha oversize.
-¿Con quién fuiste?- preguntó Alberto.
-Con Aitana. La que te dije del inglés.
-¡Hay valent!- exclamó Alberto con una gran sonrisa-. ¿Y qué tal te salió?


-Llegamos el Sábado por la tarde. Aún era de día- empezó a contar Claudio.
-¿Había mucha gente?- preguntó Alberto.
-Casi todo parejas. En la cena seríamos unas veinte mesas y casi todos éramos parejas- dijo Claudio-. Con la crisis, este tipo de hoteles ofertan packs muy económicos para llenar las habitaciones en temporada baja. Por lo que me costó y lo que fue la cena, el desayuno y el circuito, lo doy todo por pagado y salía la habitación gratis.
Cuando llegamos, le pregunté a la de recepción si había mucha gente en el hotel y me dijo que estaban esperando a que llegase un grupo grande. Que si queríamos, hiciésemos ya la reserva de la hora del circuito del Spa y de la cena.
-¿Y eso?- preguntó Alberto.
-Yo no vi ningún grupo organizado ni autocares en el parking- dijo Claudio- imagino que lo hacen así para que no haya mucha gente a la vez en el Spa y tener organizado al personal para el servicio de cenas.

-¿Y eso del Spa?- preguntó Alberto.
-Nos dio hora para las siete- Claudio cogió un Pilot- y nos dijo que tardaríamos unas dos horas entre hacer el circuito, que era libre, y el tratamiento que teníamos contratado o si queríamos ordenar otro tratamiento- Claudio le daba vueltas al bolígrafo mientras hablaba- Nos acompañaron a la habitación. Una cosa- cambió de posición en el escritorio- si vas a ir, llévate bañador y gorro de natación, que nos dijeron que allí sólo vendían gorros. Nosotros sí que llevábamos bañadores y gorros.
-¿Y eso que se os ocurrió?- preguntó Alberto.
-Me lo dijo Aitana porque en su gimnasio también hay Spa- dijo Claudio apretando rítmicamente con el pulgar el click del pilot sacándo y metiendo la punta del bolígrafo-. Hicimos tiempo en la habitación, que teníamos para una media hora y ya nos bajamos en albornoz a la zona del Spa.
Alberto le miró con una sonrisilla picarona.

-El Spa estaba bien- dijo Claudio obviando la mirada de Alberto-. La pared principal era de cristal y las vistas eran del campo de golf. Muy chulas.
-Habían ocho tumbonas relax muy buenas y unas mesitas accesorias. La chica del Spa nos dijo que procuraban que en la zona de termas, no hubiese más de ocho personas a la vez- Claudio cruzó las piernas.
-Una de las piscinas era de agua fría salada. La otra era templada y tenía los chorros de tratamiento de dorsales, lumbares, glúteos, gemelos y planta del pie- Claudio lo explicaba tocando con las manos las zonas anatómicas.
-La tercera piscina era la de agua más caliente- Claudio se cruzó de brazos-. Alli estaban los cuellos de cisne, más chorros lumbares y un jacuzzi.
-Pero había mucha gente- preguntó Alberto.
-Que va- contestó Claudio- dos parejas más. No tenías ni que hacer cola.
Claudio cruzó las piernas-. Estuvimos un rato haciendo el ganso y entonces nos llamaron para el tratamiento.


-Se me está mojando todo el pelo- dijo ella peleándose con el gorro.
-Es que ese gorro que llevas no es de natación- le sonrió Claudio mientras le ayudaba a ajustárselo.
-¡Eh! Que es de David Meca- dijo Aitana sonriendo y señalando la marca que indicaba el logotipo cuadrado.
-Y el mío de Speedo Freire- bromeó él.
Aitana le sonrió. Terminó de meter el último mechón de su melena morena en el gorro.
-Yo creo que voy a pasar al jacuzzi- Aitana le dió la espalda  y se dirigió nadando suavemente a la escalera de obra que unía la piscina templada con la caliente.
El bikini negro con lunares naranjas le quedaba muy bien. Se le notaba el cuerpo moldeado de gimnasio.

El espacio dedicado al Spa estaba en penumbras. Las únicas luces disponibles eran unas luces indirectas que surgían del suelo y de la cuba de las piscinas y de las velas de bola que enmarcaban las pilas y los ángulos del recinto.
-Te acompaño- Claudio tomó asiento en uno de los cuatro asientos que tenía la olla hirviendo que parecía el agua burbujeante.
-Qué pena que ya sea de noche- dijo ella- Las vistas del campo de golf desde aquí son espectaculares.
-Lo que se ve iluminado del jardín y las estrellas es precioso- dijo Claudio.
-Me recuerda al Lienzo de Noche Con Estrellas de Van Gogh- dijo Aitana.
Por unos instantes los dos se quedaron mirando el terciopelo de la noche estrellada.

-Me apetece una infusión- dijo ella- ¿Salimos un rato y tomamos algo?
-Vale.
Salieron de la piscina caliente. Claudio le pasó a Aitana el albornoz que estaba colgado en unos percheros modernistas que había en las paredes.
-Si quieres, acuéstate en una tumbona y yo preparo las bebidas- invitó Aitana.
Al lado de una máquina de ósmosis dispensadora de agua fría y caliente, había una mesita auxiliar con varias tazas de porcelana blanca de diseño, unos tarros de cristal con unas bolas que deberían de ser de diferentes tipos de té, unas tapaderas para las tazas y sobres de azúcar moreno y sacarosa.
-Te he traído un té Pu-erh - le ofreció Aitana- Yo me he preparado un té pinyin.
-¿Un té pillín?- sonrió Claudio.
-No bobo- dijo ella empujándole cariñosamente el antebrazo- un té blanco, que es bueno para la circulación.
Claudio probó su té.
-Esto sabe a té rojo pero más dulzón- dijo él mientras paladeaba el trago.
-Es que es té rojo con ginseng- le sonrió ella-. Para recuperar energías.


-El agua del Spa tenía mucho cloro- dijo Claudio- Voy a darme una ducha que tengo el pelo pastoso.
-Yo voy a mirar unas cosas en el móvil- contestó Aitana.
Claudio entró en el cuarto de baño. Aitana escuchó a lo lejos que Claudio le decía algo.
-¡¿Qué?!- preguntó ella.
La cabeza de Claudio apareció en el marco del aseo.
-¡Qué pedazo de bañera!- sonrió él- Se puede hacer submarinismo. Voy a llenarla y me pego un baño a lo Julia Roberts.
Claudio puso el agua muy caliente. Mientras se llenaba la bañera, vertió un chorrito de jabón de baño al aceite de oliva de cortesía del hotel y aprovechó para afeitarse en el lavabo.
Cuando la cuba estaba medio llena, se quitó la toalla que llevaba enrollada a la cintura y se metió en el agua.
-¡Qué bueno!- exclamó mientras notaba cómo se le relajaban los músculos de la espalda.
Se acostó y dejó salir las rodillas por encima del nivel del agua.

Aitana entró en el aseo y se acercó a la zona de baño. Llevaba el pelo recogido en una pinza de madera, el albornoz blanco del hotel y llevaba unas bolas en las manos.
Dejó una bola en cada una de las cuatro esquinas de la bañera en la que estaba relajado Claudio medio sumergido con los ojos entornados. Claudio seguía con los ojos los movimientos de Aitana.
Aitana metió la mano en el bolsillo del albornoz y la acercó a una de las bolas. Encendió cada una de las cuatro velas.
Metió el mechero en el bolsillo de nuevo y soltó el cinturon de la bata de baño.
-¿Me haces un hueco?- preguntó Aitana.
Claudio se limitó a asentir con la cabeza. Se incorporó un poco y juntó las rodillas.
Aitana metió los pies en el agua y se acostó de cara hacia Claudio.
-Qué buena y qué caliente está- dijo ella en voz baja.

Aitana cerró los ojos y puso los pies sobre el pecho de Claudio.
Él se echó jabón en las manos y le acarició los dedos de los pies.
Ella recostó la cabeza en una esquina de la bañera.
De repente, Claudio se incorporó bruscamente en la bañera y saltó hacia Aitana. Ella abrió los ojos asustada.
-¡Joder!- exclamó él dándole manotazos en la cabeza- ¡El pelo!- una llamarada salía del pelo de Aitana.

Los dos comenzaron a reír.
-La vela te ha prendido el pelo- él no podía parar de reír- parecía una antorcha.
-Buff, qué mal huele- dijo Aitana mientras agitaba la mano delante de la nariz. Un fuerte olor a pollo socarrado inundaba el ambiente.
-Deja que te vea- dijo él mientras le cogía la cabeza- Creo que no se nota mucho.
-Ahora cuando me lo seque te diré- sonrió ella.


-Tenemos reserva a las diez- dijo Claudio.
El mètre miró en el libro de reservas.
-¿Es una Escapada Romántica?- preguntó por encima de las gafas de cerca.
Claudio y Aitana se miraron.
-Supongo que el pack se llama así- respondió él.
-Acompáñenme- invitó el mètre.
Les sentaron en una mesa con vistas al jardín del campo de golf.


Aitana probó un sorbo de la copa de cava que les habían servido.
-Me gustan tus gemelos- observó ella a la vez que tocaba la manga de la camisa de Claudio.
-El mérito no es mío- dijo él- venían con la camisa.
-Me gustan los gemelos de tela- siguió ella como si no le hubiese escuchado-. Los de tela y las bolas chinas.
-¿Tienes bolas chinas?- preguntó Claudio riendo y con los ojos muy abiertos.
-¡No!- dijo ella con un reproche en la mirada y una sonrisa en los labios- Me refiero a los cierres tipo kimono que son bolas.
-Si a mi no me importa que tengas bolas chinas- siguió él entre carcajadas.
-Lo único chino que tengo es este Samsung que es una porquería- respondió ella.
-A ver- Claudio le dio la vuelta a su móvil- Designed by Apple in California assembled in China. El iPhone también lo hacen en china- le sonrió él.


-La cena ha estado muy bien- dijo ella mientras terminaba la última copa de cava.
-Lástima la horterada de postre- dijo él jugueteando con la cucharilla con restos de chocolate.
-Es normal que te pongan un corazón si se supone que es una escapada romántica- dijo ella mientras le cogía la mano- ¿Nos tomamos una copa?
Claudio le miró a los ojos y le sonrió.
-He traído una botella de Moët de contrabando y la he metido en la nevera bar. No hay copas, pero nos la podemos tomar en la terraza con los vasos de lavarnos los dientes- le respondió él.
Aitana miró hacia atrás. Abrió el bolso y metió las dos copas de cava que tenían en la mesa.
-Ya tenemos copas- susurró ella entre risas apagadas-¡Vamos!


-¡Buenos días!- saludó la recepcionista.
-¡Hola!- dijo Claudio- Ayer nos dijo una compañera tuya que prestáis palos de golf.
-Sí. Tenemos palos de golf a su disposición sin coste.
-¡Queremos palos de golf!- dijo Claudio con convicción-. Una cosa- Claudio sonrió a la recepcionista- nunca hemos jugado al golf.
La recepcionista ahogó una sonrisa.
-Vale. Esperad un momento- entró en una habitación que había detrás de recepción y volvió con tres palos de acero-. Aquí tenéis. Mirad, detrás de la piscina y las pistas de padel y de tenis- señalaba a lo lejos a través de la fachada de cristal del hotel- hay una caseta de madera. Echáis una moneda de euro en una máquina y os saldrán treinta pelotas. Al lado de la caseta está el campo de prácticas.
-Gracias- Claudio recogió los tres palos y se los echó al hombro.
Bajaron las escaleras que comunicaban con el jardín de acceso a la zona de deportes.

-Vaya pintas me llevas- Aitana no podía parar de reír.
-Este es un deporte con unas normas de indumentaria muy estrictas- dijo él sonriendo-. Me encanta disfrazarme. Si voy a jugar al golf, me visto de pijo y juego al golf.
-No ¡Si vas muy guapo!- dijo ella riendo mientras se cogía al brazo de Claudio.
-Mira el cartel- Claudio señaló un cartel que estaba en la caseta de madera del campo de prácticas.- Vamos a la habitación a que te cambies que con vaqueros no puedes jugar.


-Pero ¿Tú habías jugado alguna vez al golf?- preguntó Alberto.
-En la Wii y en el ordenador- bromeó Claudio-. Mira, me grabó la primera vez que le di a una pelota.


-Me tienes que dar el teléfono de donde conseguiste la oferta.- dijo Alberto.

BSO The XX

No hay comentarios:

Publicar un comentario