martes, 5 de marzo de 2013

Dublín


La primera semana después de mi regreso a Irlanda fue decisiva.
Había vivido seis desconcertantes meses en Dublín. Parece que el cambio de ciudad, hogar, clima, gente, me estaba afectando, tardé en darme cuenta, de una manera positiva.
Durante esos seis meses, conocí a mucha gente. Todos los días eran una aventura, emocionante, pero mi tiempo estaba parado.
Tuve la necesidad de volver a España en Diciembre, aunque fuese por un par de semanas, lo suficiente para darme cuenta de lo que tenía, lo que podía tener y lo que quería.

La primera semana después del regreso a Irlanda, la voy a llamar “La Semana Consciente”, fue como un proceso de asimilación, de toma de consciencia, sabiendo qué había vivido, intuyendo lo que buscaba y con lo que disfrutaba.
Se activó mi reloj y empecé a dar rienda suelta a mis sentimientos, siempre acorde a mi toque racional.
Estaba motivado, valiente, confiaba en mí.

El Domingo me wasapeó mi amiga Rebeca. La conocí a través de Carlos, un chico de Valencia que poco después volvió a su tierra ante la falta de oportunidades cuando terminó su beca Erasmus.
Todos quedábamos para ir a los meetups, quedadas para hablar en inglés con personas de diferente nacionalidad, aunque en realidad, era una excusa para poder conocer gente y quedar para salir.
Cuando estás fuera de tu país, no es fácil conocer gente. Todo es muy intenso, cuando conoces a alguien, quieres no equivocarte y que pueda ser parte de tus amigos, esa familia que uno elige.
Rebeca me comentó la idea de ir a unas clases gratuitas de salsa. No lo dudé, estaba en el momento carpe diem. Después de la  salsa enlacé con kizomba, animado por la profesora de baile que, por cierto, era sevillana.
Para entonces Rebeca ya se había ido, tenía que hacer unas compras. Me fui a casa contento por haber disfrutado el día.

En mi Semana Consciente había empezado a llevar una agenda donde apuntaría todos mis deberes diarios.
Al día siguiente, me desperté temprano con ganas de resolver mis tareas del día. Entre tanto me acordé de que dos días atrás había pasado por la escuela de baile a informarme por las clases de contemporáneo.


  • 14 de Enero  de 2013

De camino a casa se encontraba el vegetariano que vendía la comida que les sobraba del día por 1€. Tenías que estar a las nueve in the evening en punto. En Irlanda, la fruta y la verdura frescas, tienen un precio prohibitivo. Era una forma de conseguir vegetales frescos ajustados a la economía de alguien que tiene que vigilar mucho sus gastos. Yo aprovechaba para coger dos o tres menús y tener comida para un par de días.

A menos cinco, ya estaba en la puerta cuando llegó Daniel, un maño que estaba empezando a ser un buen amigo. Recordé que hace tres días habíamos estado también ahí comprando la cena.
-¿Qué tal?- le pregunté.
-Muy bien, venimos del meetup de "Costa"- dijo Daniel.
Detrás de Carlos estaba Takuto, un japonés que conocimos en los meetup.
-Esta es Laura- dijo Daniel- y ella Helena. Las hemos conocido en el meetup.
-¿Españolas?- les pregunté en tono de afirmación.
-Sí- sonrieron Helena y Laura.

Entramos en el restaurante. Era como un buffet; arroz blanco, arroz integral, judías, pasta y queso en salsa era lo que quedaba del día.
Pedí mi cena a la chica que atendía mientras Daniel se la pedía al chico. Mi mirada se dirigía a Helena.
-¿No vas a pedir?- le pregunté.
-No estoy motivada- dijo ella.
-Venga mujer. Si por 1€, te la puedes guardar para mañana si quieres- dije yo.
-Está bien- sonrió Helena. 
  
***


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                                   12:07 vv Hola como stas? 

Hola, en casa ya 13:48
La verdad es q contenta 13:48

                                         13:55 vv lq tal ha ido
                                         13:55 vv  ?
Creo q bien
O eso espero J                13:55
                                        13:55 vv como me alegro por ti
                               J 13:56
                                           13:56 vv  Pero q t han dicho 
Estoy contenta pq me he
wxpresado bien en ingles
creo y lo he entendido todo   13:56
                                                                q bien                     
                                          13:57 vv ya estaba un poco preocupado
 Como no contestabs 
                                        13:57 vv no sabia si preguntar       

Estoy cntenta pero no me 
hago ilusiones. La de la   
entrevista ha sido sincera
me ha dicho q ha entrevstado
a irlandeses tb para el puesto   
asi q lo tengo crudo                    13:57
                                                                 Ya veras como t cogen 
                                                13:58 vv tu das el perfil de sobra 

                                         Ahora tenemos que celebralo
                          13:58 vv t apetece qedar para cenar hoy?
                                          Invito yo. Of course 
                                          Asi cuando te den el puesto 
                          13:58 vv me devuelves la invitacion
  J  13:59
Supongo q eso sera un si 
                             13:59 vv ??       
  Siiiiiiiii  13:59
                             13:59 vv jajajjajjaaj
  A q hora? 13:59
                                        14:00 vv A las 7 en la Molly Malone
                               Ok 14:00
                                        14:00 vv hasta luego
                      Un beso! 14:00
                                        14:00 vv un beso

 Podemos qedar a las 19:30 mejor 18:30
                                                      18:44 vv Si mejor

Jaume llegó a las 19:30 “sharp” a la estatua de Molly Malone situada en un extremo de Grafton Street. Helena ya esperaba.
-¡Hola!- saludó ella.
Se saludaron con una sonrisa y un beso en la mejilla. Desde el primer día que se conocieron, siempre se saludaban con un beso, era un gesto de complicidad entre ambos.
Tienes la cara helada!- dijo Jaume- ¿Llevas mucho esperando?
-Desde las siete- sonrió ella- no sabía si habías visto mi mensaje y he venido antes por si acaso- dijo sin darle importancia.
Comenzaron a caminar sin un rumbo fijo por la calle.
-Cuéntame sobre la entrevista - dijo Jaume- ¿Era para Arbatos, subcontrata de Microsoft?
-Sí, pero vamos al Starbucks que necesito wifi- contestó ella


Helena empezó a contarle la entrevista mientras se dirigían al Starbucks.
Una vez dentro del local, pidieron un café para compartir los dos. Se sentaron en una mesa y Helena cogió wifi y empezó a leer y contestar los mensajes de familiares y amigos que se interesaban por la entrevista.
-¡Todos me dicen lo mismo! Seguro que lo consigues. Tú estás preparada. Eres buena… y yo no me hago ilusiones porque luego no lo consigo- decía ella a modo de queja. En ese momento se calló mientras leía un e-mail.

-¡Ves!- dijo sin mucha decepción- “I regret to inform that you has not been selected for the position…”
Jaume quedó un poco decepcionado. No sabía muy bien qué decir ni cómo animarla. Había leído tantas veces en los últimos seis meses esa misma frase en su HTC, que sabía lo que sentía Helena. Las primeras veces, sentías desilusión, después, cuando la frase ya era habitual, te acostumbrabas y asumías que había que mirar adelante. Ese puesto ya no era para ti y de nada valía darle vueltas.
      
-Fui la última en hacer la entrevista después de estar toda la mañana esperando. La chica no mostraba interés, parecía que tenía ganas de acabar e irse a comer y que tenía claro ya a quien iban a escoger. Todos los entrevistados esa mañana eran Irish, y además había un tío muy chulito que parecía comerse el mundo. Contra esos es muy difícil competir y más llevándote ventaja en el idioma.
-No te preocupes- le dijo Jaume- te servirá como experiencia. Yo ya he pasado algo parecido. Pasas unos días jodido pensando qué hice mal y si es que no lo puedo hacer. Pero hay que sacar beneficio de la situación pensando qué mejorarías para la próxima vez.
Helena trató de disimular la decepción que sentía y le dedicó una sonrisa tierna de agradecimiento con sus ojos tristes.
-Venga- dijo ella- mi madre dice que los disgustos se curan mejor con el estómago lleno.

Se dirigieron hacia el restaurante. El tema de conversación seguía siendo el mismo, aunque Helena parecía dispuesta a cambiar y olvidarse por esa noche.
Jaume se paró en la puerta de un local. En el cartel estaba escrita la palabra Ristorante.

-¿Aquí es?- preguntó ella- ¿Tienes hambre? Porque yo no tengo demasiada, he comido tarde y además pasta.
-Vaya, no es buena elección- dijo Jaume- ¿Quieres que vayamos a otro sitio?
-No importa, puedo comer una ensalada- le sonrió ella.
Realmente no importaba donde fuesen, estaban contentos por estar juntos, cualquier lugar hubiese sido bueno.

Al entrar al restaurante, les recibió un camarero que se plantó delante de Jaume sin decir nada. Jaume quedó desconcertado y tardó unos instantes en hablar.
-We are two to take dinner- acertó a decir él.
El camarero seguía sin decir ni hacer gesto de ningún tipo.
-Table for two?- Salió la voz de Helena detrás de Jaume mientras se acercaba a su lado.
El camarero pareció entender y les mostró una mesa donde podían  sentarse.

-Llevo una semana que no he hecho ningún curso de inglés- dijo Jaume mientras seguían al camarero a través del comedor- y rodeado de españoles, mexicanos y brasileños. Creo que me está cambiando el chip lingüístico. Es como si se me hubiese olvidado todo el inglés que he aprendido en seis meses y me estoy dando cuenta de que no pienso en inglés.
Jaume se sentía raro. Pensó en  preocuparse de ese tema otro día, esa noche era para dejarse llevar.
Tomaron asiento y les acercaron la carta.

-Yo en estos sitios nunca he sabido qué pedir- dijo Helena.
-Vamos a averiguar- dijo él- Y lo que no sepamos lo preguntamos.
Mientras hablaban, abrieron la carta a la que no le hacían mucho caso.

-¿Dónde están las ensaladas?- preguntó ella.
-Segunda hoja. Pero pide otra cosa mujer que tienes que crecer, estás muy delgada- dijo Jaume en tono bromista.
-A ver- Helena le sonrió- ¡La carne de pato con salsa de arándanos tiene buena pinta!
En ese momento llegó el camarero que, con un acento muy dublinés, les informó las sugerencias del chef.

-Me ha gustado el rissoto con espinacas que ha recomendado- dijo Jaume-. Me encanta el rissoto. La primera vez que lo probé fue en Croacia, un rissoto negro con tinta de sepia, buenísimo. Ya he decidido.
-A mí también me encanta el rissoto, mi madre lo hace. Yo también quería ese- dijo Helena.
-Bueno, pide tú el rissoto y yo pido otra cosa, así tenemos para probar- propuso él.
-No, no, no importa. Yo pediré ravioli rellenos de setas- dijo ella
-¿Estás segura?- Preguntó Jaume
-¡Uy!- Sonrió Helena- No sabes lo que has dicho
-Sí, lo sé- afirmó él sonriéndole- eres indecisa, te he calado.
-Y tú eres tímido y poco lanzado- respondió ella riendo- ¿Sabes que creo? Creo que has tenido una relación muy larga y eso te ha afectado- afirmó ella.
-Has acertado en lo primero- dijo Jaume sincerándose- pero no en lo segundo. Nunca he tenido una relación larga y la más larga ha sido intermitente.
-Bueno, tampoco vayas a entrar en detalles- se adelantó ella.
Parecía que con poca información sentimental de antiguas relaciones le era suficiente de momento para seguir disfrutando de la noche.

De nuevo llegó el camarero para preguntar si se habían decidido. Era la segunda vez que había ido a preguntar.
-- dijo Jaume- para mí el rissoto de recomendación, los ravioli para ella y ¿Qué vino te apetece?
Helena se puso a estudiar la carta de nuevo. Pasaron unos segundo en los que el camarero, daba golpecitos impacientes con su bolígrafo en la libreta a la espera de una respuesta.
Éste!- dijo Jame un poco al azar, fijándose sólo en el precio.
Helena le sonrió. Entregaron las cartas al camarero y este se fue.

-No sé si habré acertado- sonrió él.
-Seguro que está bueno- rió ella comprensiva.
-Si hubiese estado aquí mi amigo Marc, sí que hubiese sabido qué elegir- dijo James-. Me ha explicado algunas veces cómo elegir el vino en función de lo que pides para comer, pero yo sólo sé que me gusta el Rivera de Duero y el Verdejo y en la carta no había vinos españoles.
- ¿Marc es ese amigo tuyo que escribe relatos? ¿El de esa chica a la que le pagó la cuenta del Vips?- preguntó ella.
-Sí. El cuento ese que te pasé- le dijo él.
-Esa historia me gustó mucho porque yo en Madrid iba mucho al Vips de Serrano y conozco esa zona y parece todo muy auténtico.
-Y tan auténtico como que esas historias son todas reales ya que nos han pasado a los del grupo de amigos a lo largo de los años. No ha tenido que imaginar demasiado, sólo cambiar nombres y lugares y poco más. Dice que sólo hay una que es totalmente inventada y fue porque la escribió de mala hostia y se arrepintió de no poder cambiarla porque era un borrador que tenía programado desde un lunes para que saliese un viernes y su padre falleció un jueves y no estaba para pensar en historias.

El camarero trajo el vino. Sirvió una pequeña porción en la copa de Jaume esperando la aprobación. Jaume balanceó suavemente la copa, olfateó el aroma y lo cató. No raspaba nada.
-Perfect!- dijo Jaume muy serio.
El camarero continuó llenando ambas copas, dejó allí la botella y se marchó.
Jaume miró la botella y luego a Helena que le miraba sonriendo.

-Tú me quieres emborrachar- bromeó ella.
-Pues, un poco sí- rio él-. ¡Brindemos!
-¿Por…?- preguntó Helena.
-Por nosotros, porque hoy y a esta hora hace justo una semana que nos conocimos- dijo él con una sonrisa en los labios.
-Si, en el vegetariano- recordó ella.
-Sloncha!- ¡Salud!- Cheers!

-Voy un momento al baño- se excusó él.
-¿La próstata?- bromeó ella.
Jaume le miró con un reproche y fue al fondo del local.
Helena recordó el día que averiguó la edad de Jaume.

***
 -Él ha estado trabajando diez años en una constructora de arquitecto.
-¿Diez años?- preguntó Helena extrañada- ¿Acabó la carrera con veinte años?
-¿Pero tú qué edad crees que tiene Jaume?- preguntó Daniel con una sonrisa.
-¿Treinta?- preguntó Helena.
Daniel sonreía y negaba con la cabeza.
-¿Treinta y dos?- Helena ya le miraba con cara de estupefacción.
Daniel seguía negando con la cabeza y moviendo la palma de la mano hacia arriba.
-¿Treinta y cinco?- preguntó Helena queriendo acertar.
-Treinta y seis.- respondió Daniel.
-¡Vaya!- se sorprendió Helena- ¿Y tiene hijos?
-¡No!- dijo Daniel entre risotadas- Se conserva bien porque es un maniático de la dieta macrobiótica y hace mucho deporte. Sólo te saca diez años.

***
 Helena pensó en lo poco que le importaba en ese momento la diferencia de edad con Jaume.

Qué bien huele! ¡Y qué buena pinta!- dijo Jaume cuando volvió del baño.
El camarero ya había servido los platos.
Hicieron las fotos de rigor a los estupendos platos.

Jaume le contó que en el baño había una foto tipo orla con los Papas que había habido. Resulta que por ahora iban noventa y nueve.
Esto provocó el inicio de una conversación filosófica que derivó en temas como lo que les estaba aportando el vivir fuera y el comportamiento de la gente. La intensidad con lo que se vive todo y cómo quieres ayudar a los demás cuando, en realidad, lo que necesitas es que te ayuden a ti.
-Como el primer día que nos conocimos, cuando me ayudaste a buscar las academias de inglés- sonrió ella.

***
Jaume llevaba un rato esperando.
Siempre que iba al centro, iba andando desde su casa, la música era su gran aliada en sus largos paseos por la ciudad.
A punto de llegar, había recibido un mensaje de Helena en el que le decía que llegaba tarde porque su LUAS estaba parado por el tráfico.
El tranvía dublinés, estaba mal organizado y cuando había atasco, el transporte público no era una gran ventaja.

Cuando llegó Helena, se saludaron con un beso en la mejilla.

Bajaron por O’Connell dirección al Liffey, "Kaplan" estaba pegada al río, casi en Temple Bar, una academia en la que Jaume ya había hecho un curso gratuito y le había gustado mucho.
Preguntaron. Fue la primera vez que oía hablar inglés a Helena. La notó muy suelta en el idioma y pensó que en algún otro sitio debió practicarlo.
Pensó en lo que tantas veces había hablado por messenger con Marc sobre la generación de los ochenta. Mucho mejor formados para el trabajo que los treintañeros y con el estigma de la falta de oportunidades para buenos empleos. A cambio ellos tenían la ventaja de la experiencia en sus profesiones desde recién terminados sus estudios.

***
 Jaume le sonrió.
-Es cierto que quería ayudarte a buscar una academia para estudiar inglés- dijo Jaume- para ti y para mí. Pero también quería que fuésemos juntos a encontrarla.
-Si te digo la verdad- dijo ella- de ese día lo que más me gustó fue cuando hiciste de guía de sitios baratos para comer. Mi bolsillo te lo agradecerá siempre.

***
 Se adentraron en "Temple Bar".
Mientras, Jaume le explicaba buenos y baratos sitios para comer por allí.
-Aquí está el "Mezz", un pub de música rock alternativo que a mediodía te dan Feijoada por 5 euros. También por aquí cerca hay un restaurante mongol que por 5 euros comes muy bien ¡noodles con verduras y pollo a la plancha acompañado de arroz! - le dijo-. Mira ven.
Pasaron por delante del mongol.


-Me voy a ir apuntando los sitios que me dices para acordarme- dijo Helena.
Sacó su móvil y apuntó a continuación de todos los demás nombres de pub y restaurantes que le iba diciendo.

Salieron a College Green, la calle del Bank of Ireland que da a la puerta principal del Trinity College.
"The International House" no estaba muy lejos de allí. De ésta academia les habían hablado muy bien, preguntaron y les citaron para hacer una prueba de nivel para el viernes.El curso empezaría también en Febrero, por lo que lo descartaron.
Como última opción fueron a "English Academy", en opinión de todos los españoles la peor, pero barata, donde hay mucho español.
-Yo hice un mes de curso aquí- dijo Jaume- Lo mejor es que aquí al lado está el famoso "Living Room", típico pub con miles de pantallas para ver los partidos.

***
 A pesar de no ser demasiada la comida del plato, Helena y Jaume estiraban las conversaciones al máximo. Él estaba pendiente de que las copas siempre estuviesen llenas.
Mientras conversaba, Helena seguía con la mirada cada vez que Jaume le rellenaba la copa.
-James- dijo ella riendo- al final vamos a salir a gatas.
Por fin he escuchado la famosa canción!- dijo él cómplice- Ha dado la casualidad de que Marc me ha pedido opinión para ambientar uno de sus relatos, el de la chica del Vips. Dice que quería hablar sobre la ilusión en el enamoramiento y el amor no correspondido y que sólo se le ocurría ese tema, pero que no quería usarlo en ese relato porque hablaba de una historia del Metro y lo prefería guardar para otro día.

***
 -Te pareces a James Blunt- dijo Helena.
-¿A quién?- preguntó Jaume.
-James Blunt- sonrió ella.
Jaume le miró con gesto de incomprensión.
-"You're beautiful, you're beautiful it's true..."- le cantó Helena sonriendo.
-La verdad es que cantas fatal- dijo Jaume entre risas.
Helena le dio una palmada en broma en el brazo.
-Tonto.
-Es que no me has dejado terminar- dijo él riendo- pero me gusta lo que me has dicho.
Helena se ruborizó al instante.

-¿Te gusta mucho el Blunt ese?
-Sólo conozco de él esa canción- dijo ella- mi cantante favorito es Alejandro Sanz.
-Dioooos- dijo él desternillándose- ¿El anoréxico?
-¿Anoréxico? ¿Por qué?
-Porque cuando se mira en el espejo se ve gordo- bromeó él.

***
 -La verdad es que me sorprende, con tu escasa cultura musical, lo buena que es esa canción.
-¡Serás borde!- dijo ella entre carcajadas- No tengo claro si me has alabado o te has reído de mi.
-No mujer- dijo él- era sólo una broma.
 Guardaron silencio durante unos instantes.

-Mañana podríamos ir a Diceys- dijo Jaume-. No te puedes perder un martes, aunque sólo sea para conocer el pub más famoso al que van los estudiantes internacionales y algún  irlandés despistado. Pintas a 2€ durante toda la noche, hamburguesas a 2€, mucho mejor que las de otras afamadas hamburgueserías. Tenemos que entrar de seis a siete de la tarde si no queremos pagar 5€ que vale la entrada.
 -Can you kiss me? – soltó Helena.

Jaume se quedó un segundo paralizado.
-¿Qué?- Le preguntó a modo de confirmación. Jaume nunca  hubiese imaginado esa pregunta en medio de una conversación y así de repente. Le impactó, es algo que nunca olvidaría.
- Nadie nunca me había preguntado eso- dijo Jaume como hablando para sí mismo.
-Can you kiss me? – repitió ella.
Jaume asimiló la pregunta en milésimas de segundo, se acercó a sus labios y la besó.

-Ya estoy notando el efecto del vino- dijo Helena entre susurros mientras acariciaba la cabeza de Jaume- y a ti ni siquiera se te nota.
-Pues yo si lo noto-le dijo él.
-Que va, te controlas- dijo ella.
-Sí, me controlo, porque si no, haría algo no apto para el público presente- dijo Jaume.

***
Estábamos empezando a dejarnos llevar. El mundo alrededor era como un escenario y sus personajes colocados allí para la ocasión.
De postre Helena no quería nada, pero quise que eligiese, pedimos un tiramisú para los dos.
-¡La cuenta por favor- Pedí a una camarera que pasaba a nuestro lado. Vi como Helena se partía de risa y me di cuenta que lo había dicho en castellano.
-¡Pídelo tú que a mí no me salen las palabras!- Dije.
-¡Ahora la traigo!- Dijo la camarera para nuestra sorpresa.

Helena y yo nos miramos riendo como adolescentes pensando en lo que podía haber escuchado la camarera de nuestra parte picante de la conversación. Cogí de la mano a Helena e incorporándonos levemente nos volvimos a besar. Ésta vez fue más largo y cálido.
-Tengo que ir al baño- Dije. 
Al momento de alejarme Helena me agarró más fuerte de la mano sin dejarme ir.
-No te vayas. Dijo tiernamente.
Quién podría resistirse… me quedé besándola.

                                       (A partir de aquí hay censura)




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