jueves, 10 de enero de 2013

El Caballero Tontolbote

Escrito desde el hígado y aún caliente y sudado para que no me baje el cabreo.

Él iba en el tren cercanías. Acababa de terminar y había cogido por los pelos el tren de la una. Había tenido suerte, si lo hubiese perdido, el siguiente no pasaba hasta las dos.
El tren llevaba bastantes viajeros.
Se puso los cascos y seleccionó en el playlist del mp3 la colección stresless. Un tema de La Habitación Roja comenzó a sonar.

La revisora entró en su vagón y empezó a pedir los billetes.
Él buscó en su bandolera el bono transporte que había pasado por la máquina registradora al entrar en el tren para tenerlo listo en el momento en que la revisora se lo pidiese.
Los asientos de enfrente estaban ocupados por una señora de mediana edad y una chica de unos treinta años que no viajaban juntos.

La revisora avanzaba lentamente hacia él por el pasillo pidiendo los billetes o el abono a cada uno de los viajeros.
En su lento avance, el tren iba dejando atrás estación tras estación de la línea.
Cuando llegó a la altura de él, comprobó su abono. La señora mayor entregó su billete que fue trepanado por el clicador plateado.
La revisora comenzó a hablar con la chica joven.
Él a través de un tema de Love Of Lesbian, no escuchaba la conversación. Algo pasaba. Le pudo la curiosidad y se quitó los cascos.

-En las estaciones es donde tienes que comprar los billetes-explicó la revisora.
-Es que yo he subido en un apeadero-contestó la chica casi sin  voz.
-Al principio y al final de cada tren hay máquinas expendedoras automáticas donde tienes que comprar los billetes-replicó la revisora.
-Hace ya mucho tiempo que no cogía el tren y como antes lo vendíais vosotros...
-Me da igual, ya te he dicho que en la siguiente parada te tienes que bajar-sentenció la revisora.
-Perdona, ¿hay algún problema en que yo le pague el billete?-intervino él.
-¿Qué?-la revisora se dio la vuelta y se le quedó mirando.
-Que si no puede pagar el viaje y se lo pago yo. Me lo ticas de mi bono.
-Esa no es la cuestión. Hay que viajar con billete. Además tú no te metas-contestó con bordería la revisora.
-A ver, si lo que quieres es que pague el billete que más te da si se lo pago yo.
-Hay que viajar con billete y punto pelota. Además no me montes espectáculos en el tren-dijo la revisora elevando el tono de voz.
-¿Espectáculo?-dijo él extrañado-Perdona, pero me parece que estás sacando las cosas de quicio.
-Mira ahora os vais a bajar los dos en la siguiente estación.
-¿Qué?
-Que os bajáis en El Alfaz.
-Sabes que viajo todos los días en el tren y me has visto mil veces y siempre llevo el billete y ¿me vas a echar del tren?
-Yo veo a mucha gente todos los días. Hay unas normas de zonas que hay que cumplir y el que viaja sin billete se baja del tren.

La revisora se fue hacia la cabecera del tren y entró en la cabina del maquinista.
Al llegar a la estación, el tren se paró. De la cabina salieron la revisora y un hombre que debía de ser el maquinista.
-Usted y usted bájense del tren-dijo el hombre.
-Esto es muy fuerte. ¿Me vais a echar del tren por querer pagar un billete? Además que yo he pagado mi viaje.
-Los dos. La chica y tú a la puta calle-dijo la revisora.
Se hizo un silencio de unos segundos. El tren seguía parado y el resto de los viajeros contemplaban la escena sin hablar.
-Porque tengo más educación que tú, porque si no te diría que tu madre no tiene la culpa de que seas una bastarda.
-Fuera del tren-chilló la revisora.
 La chica y él se dispusieron a salir del tren.
Antes de salir al andén, él se dio la vuelta y le dijo a la revisora.
-No me puedo creer que nos vayas a hacer esperar una hora al siguiente tren. ¿Sabes que te digo? quédate con mi cara, que la próxima vez que me pidas el abono que sepas que me lo habré pasado por los huevos. Acuérdate de olerte la mano.

-Será hija de puta-dijo él.
-Gracias de todas formas-le agradeció ella.
-¿Que vas a hacer?-le preguntó él.
-Esperar al siguiente.
-Hasta las dos y pico no pasa.¿Tienes dinero para el billete?
-Sí. Si lo que pasa es que no sabía donde se tenía que comprar-dijo la chica.
-Bueno. Yo me voy andando. Hasta luego-dijo él.
-Adiós-se despidió ella.

BSO la Habitación Roja  Love Of Lesbian


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