viernes, 25 de enero de 2013

La Mesa (Segunda Oportunidad)

Chats(1)          Loe                         
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                       25 de enero de 2013

 Marc!! 14:07
                                 14:07 vv Hola q tal stas?
Hola 14:07
q haces? 14:07
                                                 stoy comiendo 
                                 14:07 vv he hecho pizza
T vienes sta tarde a esqiar
??                14:08
                                              Esta tarde??     
                                      joder anda q avisas
                               14:08 vv cn tiempo        
Es al Vall de Nuria14:08
te vienes o q?
??                    14:09
                                        Bueno vale, como vamos
                        14:09 vv qien pone coche               
                                14:09 vv A q hora hay q star?
Tu??             14:10
ajjajajaj        14:10
                             14:10 vv yo?    
Q como tu coche es
mas grande q si llevas tu coche14:10
                                           14:11 vv Bueno, vale
Una cosa Marc
Viene Júlia 14:11
                                           14:11 vv y??
Y nada, paraq lo sepas14:12
                                           14:12 vv no pasa nada
Venga luego pasas por mi
Casa y nos recoges a los 5
Tb se vienen Cristin y Doc 
Ellos van en su coche      14:12
                                           14:13 vv bueno               
                                           14:13 vv hasta luego
 bsos!! 14:13
                                           14:13 vvbesitos ciao


Llegar a la Vall de Núria puede ser una aventura.
Lo más bonito es llegar en coche a Queralbs y coger el Tren Cremallera, que sube a la parte alta del valle, al lago que hay cerca de la estación de esquí.
Una vez allí, te puedes alojar en el albergue que hay en la parte alta de la Estación, al que se llega por telecabina. Por lo tanto es recomendable no llevar demasiado equipaje. (Nota del autor)

***

-Podéis elegir la habitación que más os guste- informó el recepcionista. En una placa de plástico, decía que se llamaba Arnau-. Para seis, son todas iguales y sólo hay otro grupo de cuatro. Los sábados es cuando más gente se queda en el albergue.
-¿Entonces no hay nadie más en la estación?- preguntó Joan.
-En el hotel sí que hay más gente. Pero sin puentes y sin excursiones de estudiantes...Somos una estación pequeña y hay poca gente en el albergue- pareció excusarse Arnau.
-Por eso nos gusta Núria- le sonrió Loe.
-Después de cenar querríamos hacer una fiestecilla- dijo Joan,
-No hay problema. Como no hay nadie, podéis poner música en el salón de la chimenea. No hace falta que os quedéis en la habitación- dijo Arnau.
-¿Qué hay de cenar?- preguntó Loe.
-Brou y botifarra- le sonrió Arnau- se empieza a servir a partir de las ocho y media.
Loe le puso cara de medio asco, pero bueno, por lo menos, no había pescado.


La cena no había estado tan mal.
La sopa se agradecía. No porque hiciese frío en el albergue de madera, que hacía más bien calor, sino porque pegaba con el paisaje del valle nevado y el lago helado que veían  cuando miraban por la ventana. En cuanto a la botifarra, no era tan grasa como suele ser en los albergues catalanes.
Las natillas de chocolate, fueron un buen broche final a la cena.

Joan y Marc se dirigieron a la recepción.
-Arnau. Como no hay bar en el albergue- empezó a exponer Joan- nos hemos traído unas botellas. ¿Hay algún problema en que bebamos en el salón?
-Si me invitáis a unas copas, ningún problema- bromeó el recepcionista autoinvitándose. 


Joan ya se había hecho dueño del reproductor de CD del albergue y estaba machacando a los demás con el álbum de Vetusta Morla que llevaba cargado en el iPad.
Marc había sacado unas latas de Pepsi y 7Up de la máquina de refrescos y todos tenían ya una copa en la mano.
Los otros cuatro alberguistas se habían unido al grupo. Eran tres chicas y un chico de La Seu que también habían ido a esquiar ese fin de semana.
Los once estaban montando bastante jaleo.

-Buscando el baño me he encontrado una sala en la que hay unos dardos y un billar- dijo Doc- ¿Echamos una partida?- Le preguntó a Júlia.
-Yo no sé jugar- se excusó ella.
-¡Ni que yo hubiese rodado El Color Del Dinero!- exageró Doc- Yo tampoco. Es para divertirnos y librarnos de Vetusta un rato. Cristin ¿Vamos?
-Vale- Cristin se alejó unos pasos en dirección a la chimenea-. Marc, vamos a jugar al billar ¿Vienes?
-Cualquier cosa mejor que más concierto en directo de Vetusta con la filarmónica de Murcia.

Arnau les había abierto la mesa de billar, de manera que no tenían que pagar las partidas.
Decir que eran malos jugando, es poco. Habían decidido jugar ellas contra ellos.

Marc estaba un poco nervioso.
Desde aquella noche del cumpleaños de Júlia, se habían visto tres veces más y siempre habían estado muy tensos los dos.
Júlia estaba especialmente guapa esa noche. Se había tenido que quitar el cárdigan color hueso y se había puesto muy cómoda con una camiseta verde militar de U y unos jeans Guess que le hacían un culo fantástico.

La sala del billar era pequeña, a veces daban con los palos en las paredes al golpear para hacer las carambolas.
Cada vez que Júlia pasaba cerca de Marc, él sentía una punzada en el estómago.
Júlia y Marc esperaban su turno. Doc estaba tomándose su tiempo calculando la jugada a tres bandas que quería hacer para meter la bola negra en el agujero.
Júlia estaba detrás de Marc y en un momento de distracción, él sintió que el pecho de Júlia estaba tocando su espalda. Estaban tan cerca que podía oler su Deep Red de Hugo Boss que le traía gran cantidad de recuerdos de aquella noche juntos. Buenos y malos recuerdos.

-Tengo que ir a hacer pis- dijo Cristin.
-¿A mitad de revancha?- bromeó Doc-. Vale pues voy a ponerme otra. ¿Queréis algo?
-No- dijo Marc.
-Si- dijo casi a la vez Júlia.
Rieron juntos.
-Va. Os traigo otro ron a cada uno-. Doc y Cristin salieron dejándolos solos.

Un silencio atronador se adueñó de la sala. De fondo se podía oír cómo Doc había decidido dar un golpe de estado en el iPad y cambió de registro musical.

Tiene que haber alguna manera
tiene que haber alguna manera
de que yo hable contigo
quiera o no quiera"

-Bueno Marc- empezó Júlia- ¿Cuando vamos a hablar tú y yo?
-¿De qué tenemos que hablar?- Saltó Marc a la defensiva.
-Marc- se armó de valor Júlia- siempre nos hemos caído bien y te aprecio mucho. Me da pena que acabemos mal  y no quieras ni hablarme.
-Mira- dijo él tragando saliva- tú no te has portado bien conmigo, o al menos no como yo creo que me he portado contigo.
Júlia le quiso interrumpir.
-Déjame terminar por favor- Marc prosiguió-. Yo no soy rencoroso y a pesar de todo, eres una persona a la que quiero mucho y no quiero que me caigas mal. Prefiero recordarte por lo bueno que hemos tenido juntos.
-Marc, tu siempre me has gustado y aunque sólo sea como amigo no quiero...
Marc no le dejó terminar. Cogió a Júlia de la cintura.

-¡Hostia!- Cristin paró en seco en el marco de la puerta- Espera Doc, no entres que estos dos se están enrollando.
Doc echó un vistazo curioso, cerró la puerta y les dejaron intimidad.

Si después de tanto tiempo
No te dejo de querer..."

Él empezó a besarle con dulzura. Júlia no se resistió, sus besos eran correspondidos.

Él cogió a Júlia de los muslos y la levantó sentándola en la mesa de billar.
Ella le abrazó y empezó a acariciarle el pelo.
-¿Te has atrevido a hacer esto?-dijo ella con una sonrisa.
-Echaba de menos tus labios- le contestó él entre susurros.
Júlia le sonrió.
-Además, la camiseta que llevas ayuda a decidirse- le sonrió él.
-¿Te gusta?- preguntó ella.
-Más me gustas tú- prosiguió él- y más me gustaría esa camiseta lejos de ti tirada en el suelo
Júlia le devolvió una mirada pícara.
-Creo que a veces hablas demasiado- le invitó Júlia- Y ¿a qué esperas?
Él le quitó la camiseta.

-Espera- se alejó unos pasos de Júlia, cogió un palo del billar y se dirigió a la entrada de la sala. Atrancó con el taco la puerta.
Júlia le miró divertida- Un hombre de recursos- bromeó ella.
Él volvió a los brazos de Júlia.
-Es para que no se escape el gato- dijo él.
-¿Te refieres a la gata que tienes encima de la mesa de billar?- Júlia empezó a besarle el cuello, recorriendo la curva de su mentón, buscando de nuevo sus labios.
-No estamos en igualdad de condiciones- dijo ella al tiempo que le quitaba el jersey de Jack&Jones azul marino con coderas y la camiseta Lost de manga corta que llevaba debajo.

-No sé cómo haces para estar igual que hace años cuando nos conocimos- dijo ella al tiempo que le acariciaba el pecho.
Él sonrió- Ese día sí que es verdad que no estábamos en igualad de condiciones. A mí me dejaste en bóxer y me palpaste todo con la excusa de las prácticas del reconocimiento físico, mientras ibas con tu pijama blanco de médica que te quedaba tan sexy. Fue una tortura.
-Digamos que encontré la excusa para poder tocarte- dijo cómplice ella tras soltar una carcajada.
-¿Y ahora que excusa tienes?- preguntó él.
-Ahora no necesito excusas. Ahora simplemente te tengo aquí para mi sola.
Júlia tiró de él y se recostó sobre el tapete de la mesa de billar. En un acto coreografiado, él se colocó al lado de ella. Unas bolas de billar golpearon entre ellas. El siete granate entró en una de las esquinas rompiendo el silencio de la estancia donde se escuchaba de fondo la música de Los Planetas.


Empezaron a besarse de nuevo. Ávidos el uno del otro. Ella tenía la boca abierta, esperándolo, atrajo su lengua y experimentó con la suya, tanteando los recovecos de su boca.
Él se apartó y le sonrió. Empezó a besarle los nervios tiernos del cuello y la garganta, que despertaron largos espasmos deliciosos por lugares íntimos de ella. Sus manos, la exploraron sintiendo la textura sedosa de sus hombros y espalda.
Le desabrochó el sujetador y se maravilló de lo llenos y firmes que eran sus pechos, bronceados hasta el límite del pezón. Con la boca cálida, siguió el camino entre sus pechos y rodeó la curva de uno de ellos.
-Así me haces cosquillas- susurró Júlia.
Siguió besándole los pechos. Hizo círculos cada vez más pequeños con la lengua y sintió el cambio de textura de la piel al llegar a la corona. Júlia gimió al sentir que le tomaba el pezón en la boca.
Con su mano siguió el movimiento circular de la lengua en el otro pecho, y sus dedos sintieron el pezón duro y erguido. Júlia respiraba fuerte, gemía suavemente. Él empezó a sentir un ardor que palpitaba en sus partes.
Júlia se arrodilló y se quitó los jeans y las braguitas.
Él se quitó las asics marrones a puntapiés, los jeans Esprit y el bóxer con urgencia.

Ella se acostó a lo largo encima de él. Los dos desnudos, piel sobre piel.
Empezó a besarle el pecho y a acariciarle los costados.
Con la mano, él le acariciaba, la cadera, el culo. Entonces tocó la parte interior del muslo. La piel de ella se erizó y sus músculos se tensaron. Después se relajaron y Júlia abrió las piernas. Él puso su mano sobre su escaso vello púbico y jugueteó a hacerle rizos unos instantes, después puso la mano sobre su humedad caliente y comenzó a acariciarla evitando tocar directamente su clítoris. Ella se quedó tal y como estaba, luchando por dominarse, hasta que se rindió cuando sintió una oleada de humedad.
La ayudó a levantarse sobre él, poniéndola a gatas. Acostado de espaldas, reptó por el tapete.
Él comenzó a besarle de nuevo los pechos, su vientre, la curva de sus caderas. Le besó el pubis y siguió bajando. Ella temblaba  y cuando la lengua de él alcanzo la parte alta de sus labios mayores, ella emitió un gemido y arqueó la espalda, abandonándose al placer mientras su lengua exploraba cada pliegue, cada borde de sus partes íntimas.
Júlia le cogió la cabeza y empezó a besarle con fuerza. De repente se arqueó y se dejó caer sobre su miembro montándolo a horcajadas.
Él sintió toda su cálida humedad que le envolvía y lo recibía todo.
Ella salió y volvió a montar sobre él. Esta vez él empezó a acompañarle en su ritmo. Volvió a montar una y otra vez con un abandono total a las sensaciones, cediendo cada vez a su necesidad de forma total.
Él se irguió quedándose sentado con ella sentada encima de él, de rodillas, abierta, recibiendo su miembro. Él empezó a apretar las caderas, para ayudarle a seguir el ritmo de su penetración. Ella metió el pulgar en su boca y él se lo acarició con la lengua y succionó, luchando por respirar entre jadeos. Ella sacó el dedo de su boca y se abrazó al cuello de él.
Él bajó la cabeza hasta los pechos de ella y acarició con la lengua sus pezones erguidos y duros.
Ella aceleró el ritmo de sus embestidas y él sintió cómo su calidez se cerraba presionando su pene. La tensión estaba alcanzando la cima. Al tiempo que los gritos de éxtasis de ella se iban acelerando en armonía con los gemidos más profundos de él, mientras ambos se estremecían en la cresta del placer.
Durante unos instantes, ambos permanecieron en esa posición, ella encima de él, con su miembro aún dentro de ella, los dos jadeando, abrazados, ausentes a la realidad que les rodeaba.

Cuatro piernas y cuatro brazos sobresalían del único cuerpo que formaban el abrazo de los amantes acostados en la mesa.
-Estoy muy a gusto contigo encima- dijo él- pero me estoy clavando la tiza en la espalda.
Júlia rio. Rodó a un costado. Con el codo golpeó el ocho negro y lo metió por uno de los agujeros laterales.
-Tengo las rodillas rozadas- se quejó ella.
-Y yo el culo joder- dijo él riéndose-. En las pelis porno sale como algo especial hacerlo sobre una mesa de billar, pero la verdad es que está dura y el tapete raspa.

En el silencio que quedó en el cuarto, solo se escuchaba el suave roce de las caricias de la mano de él jugueteando con el vientre y los pechos de Júlia y de fondo el tema de Los Planetas.

en una nueva dimensión.
¿Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo"

*Relacionado con La Cama
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1 comentario:

  1. nunca me ha atraído este tipo de historias, pero reconozco que éstas me han hecho vibrar. Grande Gus!

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