viernes, 18 de enero de 2013

Los miserables


Él había terminado de afeitarse como había podido con el neceser de cortesía que le había suministrado el hotel.
La verdad es que la maquinilla de afeitar era un poco mala y se había cortado en el mentón y en el cuello cerca de la nuez.
Apenas pudo escuchar los acordes de Gossip. Salió apresuradamente del cuarto de baño y buscó en el escritorio desordenado.

-Hola Toni buenos días.
-Buenos días princesa. ¿Qué tal estás?
-Bien. Te he llamado hace un momento y no me lo has cogido.
-Huy. ¿Qué le pasa a la madrugadora? ¿Anoche mucha fiesta y estamos de mal humor?
Estaba en la ducha y no he oído el móvil-explicó él.
-¿Estás aún en el hotel?-preguntó ella extrañada.
-Estaba a punto de salir- mientras hablaba con ella, metió los brazos por la camisa azul marino de Caramelo.



-¿Pero a qué hora empiezas?
-Se supone que a las nueve.
-¿No vas a llegar tarde?-preguntó ella.
-A las nueve no llego ni de coña. Pero no pasa nada, ayer estuvimos de cena,  que nos invitaba la delegación de Barcelona y la cosa se alargó un poco.
-Toni. A ver si te van a decir algo.
-¿Qué cojones me van a decir?
-Toni. Por llegar tarde.
-El jefe nos dijo que con llegar a las diez para preparar la presentación era suficiente-él terminó de abotonarse la camisa.
-¿Pero has desayunado?-se preocupó ella.
-No. Quedé con Felip en que me llevaba a un bar a desayunar algo típico catalán.
-¿Felip? ¿Se supone que le conozco?
-Es uno de la delegación de Mallorca, pero es de aquí. Ayer después de la cena nos llevó a un garito por Gràcia a tomar una copa-. No había empezado a ponerse los pantalones. Estaba en calzoncillos y camisa. Se tumbó en la cama que estaba sin deshacer para seguir hablando con ella.

-Entonces sí que saliste-dijo ella reprobándole.
-Tía. ¿De qué te crees que va un Congreso? No nos fuimos de juerga loca. Esto va de entablar contactos con clientes.
-Y eso lo haces saliendo de copas.
-No nos fuimos de copas. Nos fuimos de cena y después me tomé una copa-dijo él con condescendencia.
-Si a mí me da igual que te fueses luego de copas. Te lo digo porque hoy trabajas-dijo ella en tono más conciliador. Se dio cuenta de que se había puesto en plan inquisidor-. Sólo me preocupo por ti cariño.
-Que ya lo sé princesa-se rió él-. Bueno ¿Y tú qué?
-¿Yo qué?-preguntó ella.
-¿No saliste anoche?
-Ir de cena con los del trabajo no es salir.
-Vale ¿Y qué tal la cena?-Antonio pensó que ella se lo montaba muy mal. No haber hecho amigos en el trabajo después de seis o siete meses que llevaba en la empresa no era normal. Pero ella era muy seca de primeras. Ya le costó a él lo suyo conquistar a ese bomboncito.

Mientras hablaba con ella, se acordó de lo buena que estaba. Sintió que se le empezaba a poner dura. Es un efecto que ella tenía sobre él. Era pensar en ella y le entraban ganas de hacerlo.
-No gran cosa.-continuó ella.
-Cuéntame mujer.
-Pues no sé cómo se llamaba el sitio. Está por Arturo Soria. Nos pusieron en plan La Última cena. Mesa en forma de U. El jefe en el centro y a las de administración nos pusieron todas juntas a un lado y a los de “despacho” enfrente.
-Eso es porque el muy cabrón os tiene como su harén-se metió la mano en los calzoncillos y empezó a acariciarse el miembro.
-Nos pusieron de entrantes lo típico. Jamón, queso, salmón…
-Vamos, que no se estiró una mierda-Antonio ya había conseguido una erección.
-No hables así por favor. Estaba todo bueno. El vino blanco estaba bueno, el tinto era muy fuerte-explicó ella.
Al mencionar el vino blanco, Antonio no pudo evitar recordar la noche pasada. Eso hizo que le entrasen aún más ganas de hacerlo.

-¿Y qué os pusieron?-Antonio empezó a acariciarse el pene. Notaba las venas marcadas en la palma de la mano.
-Si ya te lo he dicho.
Bajando el tono de voz, Antonio volvió a preguntar.
-¿Qué más os pusieron?
-Luego pasaron a los platos individuales. Ensalada tibia de rape. Es lo que más me gustó-recordó ella-. De segundo solomillo con miel y también vieiras gratinadas.
-¿Carne y pescado?-Antonio ya estaba muy excitado. No paraba de tocarse la polla y ya no podía, no quería parar.
-Había dos segundos. La verdad es que no estaban muy allá.
-¿Y después saliste a tomar algo?
-Sí, algo rápido-dijo ella entristeciéndose.
-Con lo guapa que irías, seguro que ligaste-no podía parar.
-No seas tonto-le reprendió ella.
-Con lo puesta que va siempre mi princesa, seguro que te los tenías que quitar a todos de encima-. Antonio terminó. Se había manchado los calzoncillos y la mano. Decidió dejar la mano ahí dentro hasta que terminase de hablar con ella y luego se limpiaría.

-Toni. Sabes que no me gusta que hables así. Pareces un salido.
-¿Por decirte lo guapa que eres?
-No. Por hacerme sentir como un objeto que va por la calle al que todos los tíos se quieren llevar a la cama-dijo ella enfadada.
-Ya empezamos con la historia de siempre-. Ella era la leche. Una tía que estaba tan buena y que no quería que se lo dijesen.
-Si me arreglo es porque me gusta ir bien vestida y no hecha un desastre. No lo hago para ir ligando por ahí ni para que todos los cerdos se me queden mirando.
-Venga princesa, que ya hace un mes que no nos vemos. No nos peleemos ahora por esta tontería.
-Vale.
-¿Sabes que te echo de menos?-estaba muy relajado después del orgasmo y no tenía ganas de discutir.
-Yo a ti también. ¿Cuándo nos vamos a ver?-preguntó ella con tristeza.
-A ver si el fin de semana que viene me organizo la agenda y tiro para Madrid. ¿Cómo está tu madre? ¿Te dijo algo anoche por llegar tarde?-cambió de tema. Lo más probable es que no fuese en otros quince días por lo menos.

-Ayer no dormí en casa-dijo ella un poco tensa.
-¿Cómo?-preguntó extrañado.
-Dormí en casa de Ariadna, una de contabilidad-dijo ella casi trastabillando las palabras.
-¡Hombre! Una amiga por fin-dijo él jubiloso-¿Y cómo fue lo de quedarte en su casa?
-Pues que me dijo que no me volviese a Alcobendas en taxi, que me quedase en su casa. Al principio no estaba muy segura de quedarme porque no había cogido ropa, pero luego me apeteció.
-Entonces es que acabaste a las mil y por eso te quedaste en su casa-se cachondeó de ella.
-No acabamos a las mil. Es solo que me apeteció. ¿Vale?-dijo ella tajante.
-Cómo estamos hoy-Antonio pensó que ella no tenía remedio-. Bueno princesa, que al final voy a llegar tarde. Luego nos mandamos un wasap o nos llamamos.
-Vale Toni.
-Te quiero Elena.
-Yo también te quiero-dijo ella.

Elena estaba delante de su ordenador.
Aún no era la hora de empezar, así que había aprovechado para llamar a Antonio a ver qué tal estaba. Se sentía fatal después de lo de anoche y quería hablar con él. Pero cuando Antonio empezó a sacarle de quicio, no pudo decirle lo que le quería decir.
Se puso los cascos para escuchar música mientras era la hora de empezar. Conectó el Spotify y pulso su playlist en modo aleatorio.
Por capricho del motor del sistema, empezó a sonar Turnedo de Iván Ferreiro. El estribillo final martilleó en lo más hondo de Elena.
“¿Quién no tiene el valor para marcharse?”

-¡Estúpida!-le salió de dentro del alma.

BSO Turnedo Gossip
*Relacionado con Espera y Pop





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